La festividad de Rosh Hashaná simboliza un tiempo de esperanza, alegría e introspección para la comunidad judía, al conmemorar el inicio de la creación del mundo. Este evento sagrado destaca la importancia de la misión individual dentro del plan divino, como se refleja en las oraciones de la festividad.
En la sección de “Zijronot” (Recuerdos) de la oración de Musaf, se enfatiza que “Hoy es el nacimiento del mundo”. Este día es considerado tanto un momento de celebración como de juicio, donde se nos invita a reflexionar sobre nuestra existencia y propósito: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el camino correcto para vivir?
A pesar de los peligros y la incertidumbre que enfrenta la humanidad, la festividad recuerda que el judaísmo es una fuente de fuerza y esperanza. No se trata de una ilusión que nos consuela, sino de un valor intrínseco para alegrarse incluso en medio de la adversidad, con la fe en un futuro más brillante.
La esencia de Rosh Hashaná también radica en su carácter universal, ya que sus plegarias abarcan temas que afectan a toda la humanidad y la creación. Este enfoque único se diferencia de otras festividades judías, como Pésaj, Shavuot y Sucot, donde no se enfatizan estos temas de la misma manera.
Recientemente, en mis visitas a comunidades judías en Argentina y países vecinos, he encontrado a muchos judíos que, aunque se sienten distantes de su herencia, todavía desean reconectar con su identidad. Esta búsqueda de pertenencia resuena en cada judío, recordándonos que somos parte de una historia que comenzó mucho antes de nuestra existencia y que continuará después de nosotros.
La pregunta que surge es: ¿estamos dispuestos a seguir esta historia? Las esperanzas de generaciones pasadas dependen de nuestra disposición a hacerlo. Este legado está profundamente arraigado en nuestra memoria colectiva, y cada uno de nosotros juega un papel fundamental en él, ya sea eligiendo vivirlo o abandonarlo.
En este día de Rosh Hashaná, mientras la comunidad enfrenta diversos desafíos, es crucial recordar que somos herederos de un pacto vivo establecido por Hashem con nuestros antepasados. Cada individuo tiene la oportunidad de continuar la historia de Am Israel y contribuir al cumplimiento de la misión divina.
Al elevar nuestras oraciones, pedimos por la protección de aquellos que han sido secuestrados y su pronto regreso a casa, sanos y libres, para que puedan seguir siendo parte activa de nuestra comunidad y su historia. Mi bendición se extiende a toda la comunidad judía en Argentina, deseando que este nuevo año traiga fortaleza, unidad y alegría, mientras avanzamos juntos en el camino que Di-s ha trazado para nosotros desde la creación del mundo.