El Consejo de Administración de RTVE ha tomado la decisión de retirar a España del festival de Eurovisión que se celebrará en Viena en 2026 si Israel participa en el certamen. Esta medida fue anunciada por el presidente de RTVE, José Pablo López, durante la reunión del consejo, donde recibió el respaldo de la mayoría que sostiene al Gobierno en el Congreso, reflejando así un debate intensamente político.
Decisión con repercusiones políticas
La votación arrojó un resultado de 10 votos a favor, provenientes de consejeros del PSOE, ERC y PNV, cuatro en contra por parte del PP y una abstención del consejero propuesto por Junts. Desde este partido se argumenta que no desean participar en iniciativas que polaricen el conflicto israelo-palestino o que se usen para obtener réditos electorales, en clara alusión al presidente Pedro Sánchez.
Por su parte, los consejeros del PP critican la “injerencia directa” del Gobierno en RTVE, señalando que la corporación pública debería mantener un rol informativo y no político. La realidad es que la decisión de RTVE plantea un nuevo capítulo en la relación entre la política y el entretenimiento, donde la gestión de Eurovisión se convierte en un campo de batalla ideológico.
Impacto en el festival y posibles alternativas
RTVE ha confirmado que esta decisión no afectará la celebración del Benidorm Fest, un festival consolidado que celebrará su quinta edición el próximo año. Sin embargo, la amenaza de retirar a España de Eurovisión también sirve como una presión sobre la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que organiza el concurso, para reconsiderar la participación de Israel.
En julio pasado, la asamblea general de la UER aplazó la votación sobre la presencia de Israel en el concurso a diciembre, y se acordó incluir una cláusula que permitiría a los países miembros renunciar a su participación tras la votación sobre Israel, garantizando el reembolso de la cuota económica en caso de decidir no participar. Este movimiento podría abrir la puerta a un “goteo” de salidas de otros países, poniendo en jaque la continuidad del certamen.
Hasta ahora, naciones como Islandia, Irlanda y Eslovenia han expresado su intención de no participar si Israel se mantiene como concursante. La salida de España, uno de los “big five” del festival, marcaría un cambio significativo en la dinámica del concurso europeo, ya que es uno de los mayores contribuyentes tanto en términos de audiencia como de financiamiento. Este nuevo escenario obligará a la UER a buscar alternativas para manejar la situación de la participación israelí en el festival.
