El opositor ruso Alexéi Navalny falleció envenenado en una prisión ártica de Rusia el 16 de febrero de 2024, según revelan análisis clínicos realizados por laboratorios extranjeros, una afirmación que su viuda, Yulia Navalnaya, ha hecho pública recientemente. Esta declaración contradice la versión oficial del gobierno de Vladimir Putin, que sostiene que la causa de la muerte fue una arritmia, a pesar de que en sus últimos momentos, Navalny presentó convulsiones y dificultad para respirar.
Yulia, en un video de casi cinco minutos compartido en X, acusó al Kremlin de haber orquestado el asesinato de su esposo. “Mi marido, Alexéi Navalny, fue envenenado. Esto no son palabras vacías y tengo todos los motivos para decirlo”, afirmó con firmeza.
La versión oficial y las revelaciones de la familia
Desde su muerte, la familia y la oposición han cuestionado la narrativa oficial. Según Navalnaya, su esposo fue trasladado a la prisión IK-3 de Jarp, en el distrito autónomo de Yamalo-Néts, justo dos meses antes de su muerte, lo que, según ella, fue una maniobra deliberada. “Durante los tres años que pasó entre rejas, su salud se deterioró. No solo querían matarlo, sino que intentaron romperlo”, declaró.
Navalny ya había sobrevivido a un intento de envenenamiento con el agente químico Novichok en agosto de 2020, tras lo cual estuvo varios meses en una clínica en Berlín. A su regreso a Rusia en enero de 2021, fue arrestado y desde entonces no volvió a ver la luz del día. La viuda denunció que su marido fue mantenido en condiciones inhumanas, sin acceso a bienes personales ni a la atención médica adecuada.
La muerte y las circunstancias sospechosas
En su video, Yulia relata los últimos momentos de Navalny. “Fue en esa celda de castigo donde lo mataron. Poco después del comienzo del paseo, Alexéi golpeó la puerta y dijo que se encontraba mal. Cuando abrieron, estaba en cuclillas en el suelo”, narró, enfatizando que su marido comenzó a vomitar y a tener convulsiones. Los guardias, según testimonios, dejaron a Navalny solo en su celda y no fue hasta más de 40 minutos después que se llamó a una ambulancia.
“A las 14:23, el monitor cardíaco dejó de mostrar actividad”, añadió Navalnaya, subrayando la falta de atención médica adecuada que recibió su esposo. El Kremlin, por su parte, se ha negado a comentar las acusaciones y un tribunal ruso desestimó abrir una causa penal por su supuesto asesinato.
En medio de este contexto, Yulia exige la publicación de los análisis realizados por los laboratorios que examinaron el material biológico de su esposo, argumentando que se necesita transparencia. “La única forma de enfrentarse a Putin es actuar con coraje y franqueza. Exijo esto por mí, por mis hijos y por todos aquellos que luchan por la libertad y la verdad”, concluyó.
Desde su muerte, las autoridades rusas han intentado borrar todo rastro del único opositor que ha desafiado al Kremlin con sus denuncias de corrupción, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la democracia en Rusia.
