Una multitud de cientos de miles de personas se reunió el pasado lunes en la catedral de Salta para celebrar la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro, consolidándose una vez más como una de las expresiones de fe más significativas en Argentina. Esta masiva movilización incluyó a peregrinos que recorrieron largas distancias, algunos de ellos caminando más de 200 kilómetros, para cumplir con esta emblemática festividad que une fervor, promesas y memoria colectiva.
Una tradición de siglos
Con raíces que se remontan al siglo XVII, la celebración rinde homenaje a episodios que simbolizan la protección y el cuidado divino para los habitantes de Salta. El gobernador Gustavo Sáenz participó activamente, uniendo su voz a la de los fieles al señalar que “el ejemplo de los peregrinos nos da fuerzas para salir adelante y cambiar las cosas”, destacando el vínculo entre la fe y la construcción de comunidad.
La jornada del domingo estuvo marcada por el rito de renovación del Pacto de Fidelidad, seguido de una solemne procesión encabezada por las imágenes patronales, prácticas que son el centro litúrgico de esta festividad. Este evento atrajo a peregrinos de diversas localidades, incluyendo Cachi, Chicoana y Molinos, así como de municipios en la frontera con Jujuy y Tucumán.
Logística y seguridad para los asistentes
La logística de seguridad y salud, coordinada por la Policía de Salta, asistió a más de 150,000 personas durante las diferentes etapas del evento. Equipos de emergencia y voluntarios se encargaron de distribuir agua y ofrecer atención médica en puntos estratégicos del recorrido. Este operativo comenzó varios días antes del acto central, asegurando un evento seguro y organizado.
Las cifras indican que en 2025, la cantidad de caminantes superó las proyecciones iniciales, lo que reafirma el carácter central de la festividad en la identidad social y religiosa del noroeste argentino. La celebración no solo fue un acto de culto, sino también un fenómeno de encuentro intergeneracional, donde familias completas y organizaciones sociales se unieron en un ambiente de fervor y comunidad.
Los comerciantes locales reportaron un aumento significativo en la demanda, con niveles de ocupación récord en la última semana. Durante el acto final, representantes de la Iglesia y autoridades civiles renovaron la invitación para el encuentro del próximo año, enfatizando la importancia de la memoria histórica como parte integral de la identidad salteña.
La tradición de la fiesta del Milagro, asociada a los terremotos que azotaron la región a finales del siglo XVII, continúa siendo un símbolo de agradecimiento y fe para los salteños, quienes cada año reafirman su compromiso con esta celebración que une a generaciones.