La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció el lanzamiento del programa “Café del Bienestar”, que busca apoyar económicamente a las mujeres cafetaleras de la Montaña de Guerrero, una de las regiones más productivas en café del país. Este programa, que será presentado oficialmente en los próximos días, se realiza en coordinación con María Luisa Albores, directora general de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex).
Durante su conferencia matutina de este viernes, Sheinbaum explicó que el programa tiene como objetivo comprar café directamente a los productores a un precio justo, procesarlo y transformarlo en café soluble, que posteriormente se distribuirá y venderá en las Tiendas del Bienestar. “Se compra el café a buen precio, se procesa, se hace soluble y se distribuye en las tiendas. Es 100% café, está riquísimo, por cierto. Entonces, eso apoya a las mujeres”, afirmó la presidenta.
Impulso a la economía local
Este proyecto forma parte de la estrategia del gobierno federal para agregar valor a los productos del campo y fortalecer la economía local de las comunidades indígenas, especialmente de las mujeres que han liderado la producción agrícola durante años. El “Café del Bienestar” no solo representa una oportunidad de ingresos, sino también una forma de reconocer el trabajo y esfuerzo de estas mujeres.
Además de este programa, Sheinbaum adelantó la creación de un nuevo plan enfocado en la producción de tortillerías comunitarias. Este programa busca transformar el maíz criollo en productos con mayor valor comercial, permitiendo así que las familias obtengan mejores ingresos. Actualmente, el kilo de maíz se encuentra a menos de 6,000 pesos mexicanos por tonelada, una cifra que apenas cubre los gastos de siembra.
Desarrollo con enfoque de género
Las iniciativas del “Café del Bienestar” y de las tortillerías se enmarcan en la visión del actual gobierno de reducir desigualdades y empoderar a las mujeres rurales. Con estos programas, el Ejecutivo busca que productos emblemáticos de México, como el café y el maíz, se conviertan en motores de desarrollo regional, promoviendo la justicia social y la soberanía alimentaria en el país.
La realidad es que estas acciones tienen un impacto directo en las comunidades más vulnerables, donde las mujeres desempeñan un papel crucial en la producción agrícola. Con el respaldo del gobierno, se espera que estas iniciativas no solo mejoren la economía local, sino que también fortalezcan el tejido social de las comunidades indígenas de Guerrero.