La etapa 9 de la Vuelta a España dejó a los aficionados con la adrenalina al máximo tras el emocionante ascenso a Valdezcaray, que volvió a estar en el itinerario de la competencia después de trece años de ausencia. Con 195.5 kilómetros de recorrido que conectaron Alfaro con la estación de esquí, los ciclistas enfrentaron un perfil engañoso que culminó en un desafiante tramo montañoso.
Un recorrido exigente
Al inicio de la etapa, los ciclistas se encontraron con carreteras repletas de pequeños ascensos y bajadas de curvas cerradas, lo que complicó el ritmo antes de llegar a la parte más difícil de la montaña. Aunque estos repechos no contaban para la clasificación general, sí que desgastaron a los competidores. La atención se centró en los 13.2 kilómetros de subida con una inclinación promedio del 5% que caracteriza a Valdezcaray.
El puerto mostró un comportamiento peculiar en su perfil; los primeros 4 kilómetros demandaron un esfuerzo considerable, con inclinaciones promedio del 7% y rampas que alcanzaron el 12%. Posteriormente, el terreno se suavizó, permitiendo a los ciclistas alcanzar velocidades más altas durante los últimos 3,000 metros.
La estrategia de los ciclistas
Esta estructura del ascenso fue clave para que muchos ciclistas, como Egan Bernal, que supieron mantenerse cerca de sus rivales, pudieran aprovechar el efecto de drafting para conservar energía y atacar en los momentos decisivos. Valdezcaray se convirtió en un verdadero campo de batalla, donde la estrategia y la resistencia fueron fundamentales para lograr la victoria.
Con la emoción en el aire, los seguidores del ciclismo se sintieron nuevamente cautivados por la competencia, esperando ver quién se alzaría con el triunfo en esta icónica etapa. La Vuelta a España continúa desafiando a los mejores ciclistas del mundo y dejando momentos inolvidables en cada jornada.