En un mundo donde las redes sociales dictan lo que es el amor, el psicólogo Luis Miguel Real lanzó una provocadora reflexión que ha generado un intenso debate. “Las relaciones se sostienen en lo que no se sube a Instagram”, afirmó en un post que se ha viralizado, alcanzando más de un millón de visualizaciones.
Las relaciones en la era digital
La realidad es que millones de publicaciones diarias idealizan el amor romántico, presentando una vida de lujos y viajes que, a menudo, no refleja la cotidianidad. Datos del CIS de 2021 indican que el 70% de la población ha tenido o tiene un vínculo amoroso, pero muchos se ven atrapados en la presión de mostrar una vida perfecta en sus perfiles. Esta presión no solo afecta a los adultos; la media de edad de los usuarios de apps de citas ronda los 18 años, lo que plantea serias interrogantes sobre la salud emocional de las nuevas generaciones.
Real señala que, con un simple vistazo a las fotos de un perfil, es posible saber detalles como la fecha de un aniversario o los planes favoritos de una pareja. Esto crea una sensación de intimidad que puede resultar obsesiva y peligrosa, ya que se vive a través de la proyección de lo que se desea, no de lo que se tiene.
La búsqueda de la intimidad
La intimidad es uno de los tres pilares del amor, según la teoría triangular del amor de Robert J. Sternberg. Este concepto, que ha sido ampliamente estudiado, sostiene que el amor se fundamenta en la intimidad, la pasión y el compromiso. Sin embargo, Richard Schwartz, profesor de Psiquiatría en la Harvard Medical School, advierte que aunque ahora entendemos mejor cómo funciona la mente humana en el amor, eso no garantiza relaciones más sanas.
Ambos especialistas coinciden en que la verdadera esencia del amor no se encuentra en las redes sociales. “El amor no está en las redes sociales”, recalca Real, quien enfatiza que la auténtica conexión se vive en la cotidianidad y no en los posts cuidadosamente seleccionados para mostrar un ideal. Este fenómeno plantea un desafío: ¿cómo encontrar y mantener el amor en un mundo que prioriza la apariencia sobre la realidad?
La conclusión es clara: el amor verdadero se construye lejos de las pantallas, en los pequeños momentos compartidos, en lo cotidiano. Es ahí donde las relaciones realmente florecen, más allá de la superficialidad de las redes sociales.