En un giro significativo de la estrategia militar estadounidense en el Caribe, el congresista republicano Carlos Giménez confirmó el despliegue de diez aviones de combate F-35 en una base aérea de Puerto Rico. Este movimiento, según Giménez, tiene como objetivo enviar “una señal muy clara” al dictador venezolano Nicolás Maduro.
La declaración del congresista se produce en medio de una creciente tensión en la región, tras la maniobra provocativa del gobierno venezolano, que hizo volar dos cazas F-16 sobre el destructor estadounidense USS Jason Dunham en aguas internacionales del Caribe. El Pentágono calificó esta acción como una provocación inaceptable.
La política militar de EE. UU. en la región
Giménez, miembro del Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes y crítico habitual del régimen de Maduro, destacó en un video la importancia de este despliegue: “Al mandar diez F-35 a Puerto Rico para darles protección, se manda una señal muy clara a Maduro de no hacerlo de nuevo. Por eso apoyo la política del presidente”. Este refuerzo militar también busca intensificar las operaciones contra el narcotráfico en la región.
Es relevante recordar que el pasado 2 de septiembre de 2023, el entonces presidente Donald Trump anunció la destrucción de una embarcación con drogas procedente de Venezuela, afirmando que “tenemos muchas drogas entrando a nuestro país desde hace mucho tiempo, y estas provenían de Venezuela. Lo hemos eliminado”. En esta operación, se reportó la muerte de once presuntos miembros del Tren de Aragua, una organización criminal con vínculos al régimen venezolano.
Giménez enfatizó que “estos narcoterroristas han estado matando estadounidenses por años. Ya es tiempo de que tomemos algo de acción para detener sus actividades y su tráfico de drogas hacia Estados Unidos”. Este contexto ha llevado a Estados Unidos a aumentar su presencia militar, enviando ocho buques militares con misiles y un submarino de propulsión nuclear a zonas cercanas a Venezuela.
La respuesta de Nicolás Maduro
Ante esta escalada de tensiones, Nicolás Maduro amenazó con una “lucha armada” si Estados Unidos decidiera atacar a Venezuela. En sus declaraciones, el líder venezolano afirmó que el país se encuentra “todavía en la fase de lucha no armada, que es una fase política, comunicacional, institucional”, aunque advirtió que, en caso de un ataque, iniciaría “una etapa de lucha armada, planificada, organizada, de todo el pueblo contra la agresión, sea local, regional o nacional”.
La situación actual en el Caribe resalta la complejidad de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, y pone de manifiesto los riesgos de un conflicto abierto en la región. La realidad es que la presencia militar estadounidense ha aumentado la presión sobre el régimen de Maduro, a quien el secretario de Defensa, Pete Hegseth, describió como “prácticamente el capo de un narcoestado”.
Con la atención del mundo centrada en esta confrontación, el futuro de la relación entre estos dos países sigue siendo incierto, mientras el Caribe se convierte en un escenario crucial de esta disputa geopolítica.