La posible existencia de una célula terrorista urbana en Bogotá ha encendido las alarmas entre las autoridades colombianas, pues se ha identificado a un individuo conocido como Gamero como su presunto líder. Este grupo se dedicaría a reclutar jóvenes en universidades, utilizando la fachada de un movimiento estudiantil para atraer a nuevos miembros, según un informe de inteligencia citado por El Tiempo.
Durante al menos ocho meses, agentes de inteligencia han estado monitoreando los movimientos de Gamero, quien opera principalmente en el centro y sur de Bogotá. Las investigaciones, respaldadas por la Policía y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, sugieren que este individuo ha formado una célula compuesta por al menos 20 jóvenes. El grupo ha estado involucrado en disturbios y actos catalogados como terroristas en universidades como la Distrital y la Nacional.
Reclutamiento y modus operandi
El modus operandi de la organización consiste en captar estudiantes bajo el lema “desde las aulas al combate”, presentándose como un movimiento legítimo. Gamero utiliza esta estrategia para infiltrar a jóvenes en las universidades, donde los recluta para participar en actividades violentas. Esta táctica ha probado ser efectiva, ya que las cámaras de seguridad han registrado su presencia en edificios públicos, permitiendo a las autoridades rastrear sus movimientos.
Un personaje clave en esta célula es un supuesto universitario de 24 años conocido como Salvatore, quien se encarga de coordinar los ataques siguiendo las órdenes de Gamero. Este joven ya figura en los expedientes de las autoridades, lo que refuerza la hipótesis de su rol central en la organización de los disturbios.
Incidentes violentos recientes
El incidente más reciente que evidenció la operación de esta célula ocurrió el pasado 11 de septiembre en el edificio de Sociología de la Universidad Nacional. Una serie de explosiones de artefactos conocidos como ‘papas bomba’ dejó a un joven gravemente herido, quien perdió los dedos de su mano derecha y fue hospitalizado. Este joven asistía como invitado a una “olla comunitaria” en la universidad cuando resultó lesionado.
En el lugar donde fue atendido, las autoridades hallaron materiales utilizados para fabricar estos explosivos. Además, al menos tres de sus acompañantes, que también sufrieron lesiones, rechazaron la atención médica ofrecida por la Secretaría de Salud del Distrito, a pesar de la presencia de varias ambulancias en el sitio. Estos hechos indican la creciente normalización de la violencia en los entornos universitarios.
Las investigaciones apuntan a que estas células urbanas operan bajo la influencia de las Brigadas Clandestinas: con el pueblo y para el pueblo (PPP). Este grupo ha comenzado a instalar sus banderas y consignas en los corredores universitarios, buscando atraer adeptos y fortalecer su base de militantes. Su estrategia de reclutamiento se basa en la identificación con causas sociales y la promesa de acción directa, facilitando la captación de jóvenes dispuestos a participar en actividades subversivas.
Frente a estos hechos, los directivos de la Universidad Nacional han manifestado que los individuos involucrados en los disturbios no forman parte de la comunidad estudiantil de la institución. Las autoridades han advertido sobre la intención de la célula de extender su presencia a otras ciudades principales del país, como Medellín y Cali, lo que incrementa la preocupación por la seguridad en los entornos universitarios y urbanos.