El arresto de Alejandro Mendoza, mejor conocido como “El Choko”, en una plaza comercial de Ecatepec, Estado de México, ha sacudido las estructuras delictivas de la región, revelando la complejidad del imperio criminal de La Chokiza. Este grupo, famoso no solo por sus actividades ilegales, sino también por su astuta mezcla de propaganda social y cercanía con políticos locales, ha estado en el centro de atención por su capacidad de operar bajo un disfraz de organización benéfica.
Un símbolo revelador
La imagen de La Chokiza es única: un Jesucristo en motocicleta, acompañado de una tableta de chocolate y billetes volando a su alrededor. Esta representación encapsula su estilo, que combina elementos de religiosidad con la cultura del barrio y una ostentosa exhibición de poder. Su música de cabecera incluye géneros como el rap y el trap, con artistas como Eme Malafé y El Bogueto, que son íconos de la cultura urbana del noreste del Valle de México.
En redes sociales, La Chokiza se presenta como una organización de asesoría jurídica y defensa ante extorsiones, pero las autoridades han demostrado que detrás de esta fachada se oculta un grupo criminal con fuerte presencia en varias colonias de Ecatepec, uno de los municipios más inseguros del país.
El ascenso y la influencia de “El Choko”
Carismático y siempre bien vestido, El Choko cultivó una imagen que oscilaba entre la del líder social y la del delincuente desafiante. En videos compartidos en redes, afirmaba que su grupo contaba con “más de 10,000 afiliados”, multiplicando esta cifra por las familias que decía representar. Se mostraba como un justiciero barrial, exponiendo a jóvenes acusados de robo y denunciando abusos policiales.
Su pasado incluye un breve paso como agente de la Fiscalía del Estado de México, experiencia que, según reportes, le permitió adquirir conocimientos sobre los métodos policiales y judiciales, convirtiéndola en un activo invaluable para consolidar su poder en Ecatepec.
Vínculos peligrosos con la política local
Uno de los aspectos más controvertidos de El Choko ha sido su relación con figuras políticas. Se le ha visto junto a Azucena Cisneros, la alcaldesa de Ecatepec por Morena, y exjefa de campaña de la gobernadora Delfina Gómez. En un evento, Cisneros llegó a invitarlo a celebrar un aniversario de La Chokiza, aunque su relación ha pasado por momentos de apoyo y crítica mutua.
Además, compartió eventos con Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc, quien, al ser cuestionada sobre sus vínculos, declaró: “Si tienen algún tema con la justicia, que la autoridad lo resuelva, no yo”. La Chokiza también estuvo presente en la rodada motera organizada por Cuevas el 31 de agosto, que terminó con más de un centenar de motos decomisadas y varios detenidos.
Estrategias de legitimación y crímenes documentados
La estrategia de legitimación de La Chokiza incluye una fuerte presencia en redes sociales, donde distribuyen juguetes, alimentos y sillas de ruedas, presentándose como un “mesías barrial”. Sin embargo, las autoridades han documentado múltiples delitos asociados a sus miembros, incluyendo extorsión, homicidios y narcotráfico.
Desde junio de 2024, al menos seis integrantes del grupo han sido detenidos en diferentes operativos, mientras que El Choko fue arrestado en una plaza comercial, lo que representa el golpe más significativo contra La Chokiza. Las imágenes de su captura, ampliamente difundidas, muestran a un personaje familiar para muchos en el municipio, conocido tanto por su influencia en el barrio como por su presencia digital.
El caso de La Chokiza ejemplifica un patrón recurrente en México: organizaciones criminales que se disfrazan de defensoras sociales para ganar legitimidad. El verdadero desafío para las autoridades será desarticular no solo la estructura criminal, sino también la red de legitimidad que ha permitido a este grupo operar en Ecatepec. La detención de su líder es apenas un primer paso en un camino complicado.
