En una reveladora entrevista con Infobae, Leila Guerriero, reconocida escritora y cronista argentina, compartió su intensa relación con la escritura y cómo esta se nutre de la experiencia de vivir. Nacida en Juni en 1967, Guerriero es autora de obras aclamadas como Los suicidas del fin del mundo y Opus Gelber, y ha recibido múltiples premios que destacan su labor, incluyendo el Premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y el Premio de la Crítica de la Feria del Libro de Buenos Aires.
El proceso creativo de Guerriero
“Cuando escribo me cierro: no acepto nada, no viajo, no hago talleres, no hago ninguna actividad que no sea escribir”, expresó con sinceridad. Esta dedicación es fundamental para ella, ya que considera que “la escritura se alimenta de vivir… de vivir fuerte”, enfatizando que esto no implica llevar una vida extrema o dañina. “Me cuido, necesito el físico bien para aguantar diez horas de escritura por día y para pensar con lucidez”, agregó, reflejando su compromiso con el bienestar personal como un elemento clave en su proceso creativo.
La autora también mencionó que al concluir un libro, experimenta un “vacío, desasosiego, sin sentido, no tengo más nada para decir”, una confesión que mezcla humor y seriedad. Este ciclo de creación y desasosiego es parte de su vida: “Entre mi primer libro y el segundo pasaron trece años. Después del primer libro dije: ‘no voy a escribir nunca más un libro’”. Sin embargo, a pesar de esta sensación de pérdida, “el nuevo libro aparece”. Y así, uno tras otro, sus libros se han ido acumulando.
La conexión entre vida y escritura
Guerriero destacó que vivir con intensidad no significa renunciar a la metodología. “Vivir fuerte no implica no ser metódico”, afirmó, resaltando la importancia de encontrar un balance entre la pasión por la escritura y la disciplina necesaria para llevarla a cabo. Esta filosofía ha sido vital para su evolución como escritora y para el desarrollo de sus proyectos literarios futuros.
La realidad es que su enfoque en la escritura y la vida ha permitido que Guerriero conecte profundamente con sus lectores, quienes encuentran en sus obras un reflejo de sus propias experiencias. La autora sigue siendo un testimonio del poder de la narrativa y la vivencia, algo que seguramente resonará en las páginas de sus próximos libros.