En Arlington, Texas, un hombre de 72 años se dedica a mantener la limpieza de las letras blancas que forman “AT&T STADIUM”, un emblemático punto de atracción para los visitantes. Su nombre es Miguel Meza, y con su cubeta y un trapo verde, realiza esta labor cada día sin buscar reconocimiento.
Miguel llegó a Estados Unidos en 1970 y ha desempeñado diferentes trabajos a lo largo de más de cinco décadas. Sin embargo, encontró en este estadio un lugar donde su dedicación brilla. “Mi trabajo es darle mantenimiento a uno de los frentes del estadio, especialmente a las letras, que estén limpias y relucientes para cuando vienen a tomarse las fotos”, comentó Meza, describiendo su tarea como una misión que contribuye a la primera impresión de miles de visitantes.
Las letras que limpia Miguel son uno de los lugares más fotografiados de Arlington. Cada mañana, con pasos pausados y una mirada atenta, revisa cada letra, asegurándose de que estén impecables. “Las letras tienen que estar limpias para que la gente tenga grandes recuerdos, yo siempre quiero que vuelvan para seguir con mi trabajo”, explicó.
Durante eventos en el AT&T Stadium, su rutina cambia drásticamente. “Cuando hay partidos, trabajo mucho. La gente llega temprano y comienzo desde las nueve de la mañana hasta la una de la mañana del día siguiente”, narró, anticipando un día ocupado el próximo sábado durante un partido de la Selección Mexicana. Con humor, añadió que una señora le dijo que le llamara cuando ya no quisiera trabajar, lo que le hizo reír.
Miguel, sin embargo, vive con un temor latente. A pesar de su larga estadía en Estados Unidos, su estatus migratorio lo mantiene en una realidad compleja. “Aquí ha habido problemas, la semana pasada hubo un operativo, pero afortunadamente no me han encontrado. Corro el día que me vean”, confiesa, recordando a otros que han sido arrestados injustamente.
Su historia refleja la de muchos migrantes mayores que, tras años de esfuerzo y contribuciones al país, aún enfrentan un miedo constante. Miguel continúa su labor en el AT&T Stadium, donde su dedicación no solo mantiene limpias las letras, sino que también simboliza el esfuerzo y la esperanza de una vida mejor.