Una tragedia se desató en el hotel Portobelo de San Andrés, donde la intoxicación por fosfina cobró la vida de Tito Nelson Martínez Hernández, Viviana Andrea Canro Zuluaga y su hijo Kevin Matías. Este gas, comúnmente utilizado como plaguicida, se infiltró en la habitación, causando anoxia, una condición mortal provocada por la falta de oxígeno en el organismo.
La fosfina y sus efectos letales
La fosfina es un gas incoloro y altamente tóxico, empleado en la agricultura para eliminar insectos en granos almacenados. Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (Atsdr) de Estados Unidos, su exposición puede provocar síntomas como dolor de cabeza, mareos y, en casos extremos, daño a órganos vitales o la muerte. El informe de necropsia confirmó que la familia falleció tras inhalar este letal gas, que puede liberar hasta 1,000 miligramos por pastilla. Las concentraciones de 400 mg por litro son suficientes para resultar letales en menos de media hora.
La ingeniera química Rosalina González, en declaraciones a Noticias Caracol, explicó que su uso requiere estrictos protocolos de seguridad. “No se justifica el uso de este material en lugares como un hotel, donde hay muchas personas”, aseguró. La liberación de fosfina ocurre al entrar en contacto con la humedad, y en espacios cerrados, puede acumularse, aumentando el riesgo para los ocupantes.
Investigaciones y responsabilidad
La presencia de fosfina en la habitación del hotel sugiere una reciente fumigación, ya que Viviana Canro había solicitado un cambio de habitación debido al fuerte olor, pero su petición fue denegada por la alta ocupación del establecimiento. En respuesta a la tragedia, el hotel Portobelo emitió un comunicado en el que responsabiliza a la empresa de fumigación Livingston & Company E.U., indicando que la sustancia utilizada no contaba con su autorización y que el uso de productos diferentes a los reportados por Medicina Legal constituye una violación a los protocolos de seguridad.
Las autoridades judiciales han iniciado una investigación para determinar las circunstancias exactas que llevaron a la liberación de fosfina en un entorno habitado. La comunidad espera respuestas y justicia tras esta tragedia que no solo ha impactado a una familia, sino que también ha puesto en evidencia las prácticas de seguridad en la industria de la fumigación.
La realidad es que estos sucesos deben ser un llamado de atención para mejorar la regulación y supervisión en el uso de sustancias peligrosas, especialmente en lugares donde hay presencia humana constante. Con la seguridad de los ciudadanos en juego, es vital que se tomen medidas para prevenir que incidentes como este se repitan en el futuro.