En un acto que ha captado la atención de medios y ciudadanos, el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, ha decidido desafiar la recomendación de la Xunta de Galicia al zambullirse en las controvertidas Termas do Muíño. Esta acción, que ocurrió el 15 de julio de 2025, se ha interpretado como una forma de protestar contra lo que él considera una normativa “surrealista” que limita el acceso a estas populares aguas termales.
Junto a la concejala de Festejos, Noa Rouco, el alcalde se lanzó al agua mientras contaba en voz alta: “Cinco, cuatro, tres…”, un momento que quedó registrado en un video que rápidamente se volvió viral en las redes sociales. “¡Libre acceso ya a las más bonitas de Orense: Termas do Muíño!”, proclamó en su cuenta oficial de X, antes conocida como Twitter, donde también compartió su experiencia de manera inusual al sujetar el micrófono en su pecho, dado que no llevaba una solapa para colocarlo.
La intervención de Pérez Jácome ha suscitado un acalorado debate tanto en plataformas digitales como en el ámbito político regional. Su acto ha sido comparado con el famoso baño que realizó Manuel Fraga en 1966 en las playas de Palomares, Almería, para demostrar la supuesta ausencia de radiación tras un accidente nuclear. Aunque el contexto es diferente, el alcalde parece haber buscado replicar aquel simbolismo, adaptándolo a la realidad gallega y usando las redes como un altavoz para su mensaje.
Desde la Xunta de Galicia, se aclara que no existe una prohibición explícita respecto al uso de las Termas do Muíño, pero sí una recomendación técnica que sugiere evitar el baño en esas aguas. La razón detrás de esta recomendación es que las aguas no están clasificadas oficialmente como agua de río, termal o de piscina con depuradora. Esta clasificación técnica, según el gobierno regional, busca salvaguardar la salud pública, dado que la falta de un marco regulatorio impide garantizar la inocuidad de las aguas.
Sin embargo, el Concello de Ourense defiende que realiza análisis periódicos para asegurar que las aguas sean salubres. “Sería como bañarse en una charca o arroyo, en el monte o en cualquier agua de origen no catalogado”, ironizó el alcalde, quien además destacó que cada persona es libre de seguir o no las recomendaciones de la Xunta. Este acto ha puesto de manifiesto la tensión existente entre las decisiones del gobierno autonómico y las posturas de los gobiernos locales, que a menudo se ven atrapados en la falta de claridad normativa.
La participación de Noa Rouco, quien se unió a la zambullida, ha generado opiniones encontradas. Algunos la ven como un respaldo institucional al desafío del alcalde, mientras que otros critican su presencia, sugiriendo que un cargo público no debería promover el incumplimiento de recomendaciones de salud, aunque no sean prohibiciones formales. Este episodio ha reavivado el debate sobre el acceso a las aguas termales en Galicia y la necesidad de un marco regulatorio claro.
Con su estilo provocador y directo, Pérez Jácome ha logrado mantener una alta visibilidad mediática durante su mandato. Sus acciones suelen mezclar denuncia institucional con un toque de teatralidad, lo que le ha permitido conectar con un público que valora tanto su postura firme como la originalidad de sus métodos. En menos de un día, el video del baño se convirtió en un fenómeno en las redes sociales, generando una ola de comentarios que oscilan entre quienes consideran su acción una defensa valiente del sentido común y quienes la ven como un acto populista que lo caracteriza.
A pesar de las advertencias de la Xunta, las Termas do Muíño siguen siendo un destino popular tanto para residentes como para turistas. Este reciente episodio ha puesto de relieve las complejidades del acceso a estos recursos naturales y las distintas interpretaciones de las normativas en un contexto donde la salud y la regulación se entrelazan con la política y la percepción pública.