La conmemoración del Día de la Independencia en Brasil se tornó un escenario de polarización este domingo, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva encabezó el desfile oficial mientras miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro se manifestaron en diversas ciudades del país, justo antes de que la justicia se pronuncie sobre la culpabilidad de Bolsonaro por presunto golpismo.
Desfile y protestas en el centro de la polémica
El lema de este año, “Brasil soberano”, resonó en el desfile cívico-militar que tuvo lugar en la tradicional avenida Paulista de Sao Paulo. Lula, en un mensaje televisado, enfatizó que “no aceptamos órdenes de nadie”, desatando un clima tenso entre los asistentes. El mandatario, refiriéndose a “algunos políticos brasileños que alentaron ataques a Brasil”, los calificó de “traidores a la patria”.
Por su parte, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente, se encuentra en Estados Unidos impulsando una campaña para que el gobierno de Donald Trump interceda a favor de su padre, quien enfrenta un juicio en el Supremo Tribunal Federal por un intento de golpe de Estado en 2022. Este juicio podría acarrearle más de 40 años de cárcel.
Durante el desfile, se escucharon gritos de “¡Sin amnistía!” provenientes de parte del público, reflejando el descontento por una posible amnistía a los condenados por el asalto al poder del 8 de enero de 2023, un episodio que la fiscalía atribuye a Bolsonaro como un intento desesperado por mantenerse en el poder tras su derrota electoral.
Reacciones y movilizaciones
Los simpatizantes de Bolsonaro, vestidos con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña, se concentraron en la Paulista portando pancartas a favor de la amnistía y en contra de Lula y los jueces del tribunal. “Thank you, president Trump”, se leía en algunas carteles, mientras otros pedían a los líderes del Congreso activar la votación para la amnistía.
En el palco del evento en Sao Paulo, se destacó la presencia del pastor evangélico ultraconservador Silas Malafaia y de Michelle Bolsonaro, esposa del ex presidente. A pesar de que Bolsonaro está inhabilitado electoralmente hasta 2030 por cuestionar el sistema de votación brasileño, su partido, bajo el liderazgo de Valdemar Costa Neto, dejó claro que no existe un “plan B” para la derecha en 2026.
Mientras tanto, en el centro de Sao Paulo, sindicatos y movimientos sociales de izquierda organizaron un acto en contra de la posible amnistía, reuniendo a alrededor de 9,000 personas, según el Monitor de Debate Político de la Universidad de Sao Paulo. Este ambiente de tensión y división refleja el profundo conflicto político que atraviesa al país, donde cada acción y cada palabra del gobierno actual son monitorizadas de cerca por un electorado dividido.
Con el veredicto del tribunal a la vista, la incertidumbre sobre el futuro político de Brasil continúa latente, marcando un capítulo más en la tumultuosa historia reciente del país.
