El gobierno de Brasil ha expresado su firme rechazo hacia Estados Unidos tras una controvertida publicación en la red social X, que critica al juez que preside el juicio del ex presidente Jair Bolsonaro. La embajada estadounidense en Brasilia fue señalada por el gobierno brasileño al calificar como “inaceptable” la afirmación en la que se acusaba a Alexandre de Moraes de ser el “arquitecto de la censura y persecución” del exmandatario.
La reacción del gobierno brasileño fue inmediata. La cancillería convocó al jefe interino de la embajada estadounidense, Escobar, quien se reunió con el secretario para Europa y América del Norte, Flavio Goldman. En este encuentro, el gobierno brasileño transmitió su “profunda indignación” por el contenido del mensaje que se había hecho eco de un comunicado del Departamento de Estado de EE. UU., el cual fue traducido al portugués.
En el comunicado, se mencionaba que se está “monitoreando de cerca la situación” del magistrado y se advertía que “los aliados de Moraes están avisados de no facilitar su conducta”. Este tipo de declaraciones han generado un clima de tensión creciente en las relaciones bilaterales, que ya se encontraban deterioradas por la crítica situación judicial en la que se halla Bolsonaro, un aliado político del expresidente estadounidense Donald Trump.
Desde que Trump retomó la presidencia en enero, esta es la cuarta ocasión en la que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha convocado a un representante de Estados Unidos. La situación se ha agravado, especialmente después de que Trump decidiera suspender la visa de Alexandre de Moraes y aplicar la Ley Magnitsky, que permite sanciones financieras contra funcionarios extranjeros acusados de violaciones de derechos humanos.
La situación del ex presidente Bolsonaro es crítica. Desde el lunes, se encuentra bajo arresto domiciliario preventivo por presuntamente haber incumplido medidas cautelares mientras enfrenta un juicio por un intento fallido de impedir la asunción de Lula da Silva tras las elecciones de 2022. De ser hallado culpable, Bolsonaro podría enfrentarse a una condena de hasta 40 años de prisión.
En medio de esta crisis, su hijo, Eduardo Bolsonaro, reside en Estados Unidos, donde ha lanzado una campaña para que la Casa Blanca intervenga en defensa de su padre, intensificando aún más el debate sobre la intervención extranjera en cuestiones judiciales internas de Brasil.
La Corte Suprema de Brasil, que ordenó el arresto domiciliario de Bolsonaro, ha sido objeto de críticas y ha visto cómo su decisión ha polarizado aún más a la sociedad brasileña. La situación se complica no solo por la presión internacional, sino también por la división interna que persiste entre los seguidores del ex presidente y los del actual mandatario.
Este episodio refleja la compleja relación entre Brasil y Estados Unidos, donde la política interna de uno influye en la percepción del otro. A medida que avanza el juicio contra Bolsonaro, será crucial observar cómo se desarrollan las relaciones diplomáticas entre ambos países y si la intervención de actores internacionales continuará siendo un tema candente en la agenda política brasileña.
