Hoy, la Iglesia católica marca un hito al canonizar a Carlo Acutis, el primer santo milenial de la historia, en una ceremonia encabezada por el papa León XIV en Roma. Este joven italiano, fallecido en 2006 a los 15 años, ha cautivado a miles de jóvenes católicos en todo el mundo, convirtiéndose en un ícono moderno de la fe.
Un modelo a seguir en la era digital
En una escuela católica de Chicago, los estudiantes de quinto grado están inmersos en la vida de Acutis, leyendo cómics titulados “Discipulo digital” y debatiendo sobre los milagros atribuidos a su intercesión. La parroquia Beato Carlo Acutis, la primera en Estados Unidos en llevar su nombre, se ha vuelto un centro de atención en estos días previos a su canonización.
Acutis ha ganado popularidad entre los jóvenes, no como una figura imponente como la madre Teresa o san Juan Pablo II, sino como un “vecino santo”, según el padre Ed Howe, quien dirige la parroquia. Este enfoque más accesible ha sido parte de una estrategia del Vaticano para atraer a la nueva generación de fieles.
Un legado tecnológico
Nacido el 3 de mayo de 1991 en Londres, Acutis se trasladó a Milan poco después. A pesar de su origen en una familia adinerada, su devoción religiosa creció rápidamente. Desde joven, Acutis mostró habilidades sobresalientes en programación y creación de sitios web, destacándose por su capacidad de usar la tecnología para difundir la fe católica, especialmente en su sitio sobre los milagros eucarísticos.
Este sitio, disponible en casi 20 idiomas, documenta 196 eventos inexplicables relacionados con la Eucaristía, lo que le ha valido el apodo de “El influencer de Dios”. Su dedicación a la oración y su vida ejemplar han inspirado a millones, convirtiéndolo en un símbolo de esperanza y fe en un mundo cada vez más digital.
La canonización de Acutis representa un esfuerzo por parte de la Iglesia para encontrar nuevas formas de conectar con los jóvenes. La realidad es que, en un momento donde la tecnología y las redes sociales dominan, su vida y legado ofrecen un camino positivo hacia la espiritualidad.
El papa Francisco, quien apoyó fervientemente la causa de Acutis, afirmó que su ejemplo es necesario para atraer a los jóvenes católicos en la era digital. Acutis no solo era conocido por su fe, sino también por su capacidad de hacer que sus padres, quienes no eran particularmente devotos, regresaran a la Iglesia.
La canonización de Acutis no solo es un reconocimiento a su vida, sino también una respuesta a la necesidad contemporánea de la Iglesia de abordar el papel de la tecnología en la espiritualidad. La historia de este joven nos muestra que es posible ser un santo en el mundo moderno, utilizando las herramientas actuales para transmitir valores eternos.
Con su canonización, Carlo Acutis se convierte en un faro de luz para las nuevas generaciones, recordándonos que la fe puede coexistir con la modernidad y que cada uno de nosotros, desde su lugar, puede hacer la diferencia.
