El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá este lunes en una sesión de urgencia, a solicitud de Estonia, para discutir la incursión de tres cazas rusos MIG-31 en su espacio aéreo. Este hecho, que duró 12 minutos, marca un hito, ya que es la primera vez que Estonia solicita una reunión de esta naturaleza al consejo, del que Rusia es miembro permanente.
Las violaciones al espacio aéreo estonio no son infrecuentes, especialmente en la región báltica, aunque en los últimos años habían disminuido en frecuencia e intensidad. Sin embargo, el gobierno estonio ha calificado este incidente, ocurrido el pasado viernes, como una “agresión sin precedentes” y un intento de medir la capacidad de respuesta de la OTAN.
Este incidente se produjo diez días después de que las fuerzas aliadas derribaran varios drones en Polonia, un país clave en la defensa del flanco este de la Alianza. Según el ministro de Exteriores estonio, Margus Tsahkha, “el 19 de septiembre, tres aviones de combate ruso sobrevolaron durante 12 minutos el espacio aéreo estonio, violando así la integridad territorial de Estonia y la Carta de la ONU”.
El ministro también indicó que la actuación de Moscú es parte de “su comportamiento habitual” para poner a prueba la cohesión de Europa y de la OTAN. Desde el gobierno de Tallin, se considera que ni la oleada de drones sobre Polonia ni la reciente violación de su espacio aéreo por parte de Rumanía son “incidentes aislados”, sino un patrón de provocaciones que requiere una respuesta internacional.
Los tres MIG-31 ingresaron al espacio aéreo estonio, sobrevolando durante 12 minutos la zona alrededor de la isla de Vaindloo, en el golfo de Finlandia, a solo 90 kilómetros de Tallin. Fueron interceptados por varios F-35 de las fuerzas aéreas italianas, que forman parte de la misión de Policía Aérea Báltica de la OTAN. Este esquema de respuesta aliada ya se había implementado anteriormente en Polonia, donde intervinieron fuerzas de los Países Bajos, Alemania e Italia, además de las polacas.
Estonia ha invocado el artículo 4 de la OTAN, que permite convocar a consulta a los demás miembros de la Alianza, y se espera que el Consejo Atlántico se reúna a principios de la próxima semana. Con 294 kilómetros de frontera compartida con Rusia, Estonia ha registrado aproximadamente 40 casos de violación de su espacio aéreo por parte de la aviación rusa en la última década. Generalmente, estos incidentes son considerados “provocativos” y Moscú tiende a relativizarlos o negarlos, como ha hecho en este caso con los MIG-31.
El precedente más grave de violación de su espacio aéreo ocurrió en 2003, un año antes de que Estonia se integrara a la OTAN. Las fuerzas aéreas de los tres estados bálticos, Letonia, Estonia y Lituania, dependen de sus aliados para la defensa aérea, ya que no cuentan con aviones de combate propios. La primera ministra, Kristen Michal, ha afirmado que la OTAN posee “capacidades de reacción suficientes” y que no es necesario recurrir a “medidas extremas”, como podría ser la orden de derribar los cazas rusos. Sin embargo, otros políticos en Estonia están a favor de tomar una postura más firme, que podría incluir la orden de derribo.
