Entre el 31 de agosto y el 1 de septiembre de 2025, se llevó a cabo la 25.a cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin, China. Este evento reunió a líderes de más de 20 países y 10 organizaciones internacionales, incluyendo al secretario general de la ONU, António Guterres. Durante la cumbre, se adoptó un plan estratégico a diez años con el objetivo de promover la cooperación y la construcción de un mundo multipolar.
El ministro de Asuntos Exteriores de China subrayó la importancia de un sistema comercial multilateral, haciendo hincapié en el compromiso de mantener una economía mundial abierta y criticando las acciones unilaterales, especialmente en relación con las políticas arancelarias de Estados Unidos. El presidente chino, Xi Jinping, pidió a los asistentes unirse para oponerse a la mentalidad de la guerra fría y abogó por una reforma de la gobernanza global que otorgue mayor voz al Sur Global.
La OCS, que representa el 25% del PIB global y abarca un territorio considerable, se ha convertido en un actor clave en el escenario internacional. Sin embargo, las interpretaciones de la cumbre variaron considerablemente. David Rennie, editor de “The Economist”, sugirió que la cumbre mostró la búsqueda de alternativas a la influencia estadounidense, mientras que otros analistas señalaron que la reunión fue un símbolo más que un evento de contenido significativo.
Brooke Unger, también de “The Economist”, destacó la presencia de líderes de países que han estado más alineados con Occidente en el pasado, como Turquía y Egipto. Esto sugiere un cambio en las alianzas, particularmente con la asistencia de Narendra Modi, lo cual es un indicativo de la nueva dirección de India en su política exterior.
Dos días después de la cumbre, Beijing fue el escenario del desfile militar conmemorativo del 80 aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Este evento subrayó el avance tecnológico de China en el ámbito militar, mostrando innovaciones que reflejan su creciente poderío. El desfile enfatizó que la guerra del futuro se basa más en la innovación tecnológica que en la fuerza bruta.
El desfile reveló una amplia gama de armamento, incluidos drones y misiles, que evidencia el desarrollo del complejo industrial de defensa de China. Observadores señalaron que la estrategia militar china está cada vez más enfocada en la inteligencia artificial y la automatización, transformando la toma de decisiones en el campo de batalla.
La política exterior del presidente Trump también fue un tema de discusión. Según varios analistas, su enfoque unilateral ha llevado a un debilitamiento de las relaciones internacionales que Estados Unidos había cultivado durante décadas. La respuesta de la comunidad internacional, especialmente en relación con India y China, indica un cambio en el equilibrio de poder global.
En conclusión, la cumbre de la OCS y el desfile militar en Beijing no solo reflejan la creciente influencia de China en el mundo, sino que también marcan un cambio en las dinámicas de poder global, lo que sugiere un futuro donde las alianzas y las estrategias multilaterales serán esenciales para navegar en un entorno internacional cada vez más complejo.
