Una nueva ola de violencia ha sacudido la Franja de Gaza después de que Israel ejecutara una serie de ataques aéreos, acusando a Hamas de infringir el alto al fuego vigente desde el 10 de octubre. Estos bombardeos han provocado la muerte de al menos 26 personas y han dejado a muchos heridos, constituyendo un desafío significativo para la tregua negociada por el presidente estadounidense Donald Trump, que puso fin a dos años de conflicto.
El ejército israelí confirmó que llevó a cabo “ataques poderosos” bajo las órdenes del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien señaló que Hamas había violado el acuerdo al realizar un ataque contra fuerzas israelíes en una zona bajo control militar. “Esta es otra violación flagrante del alto al fuego”, afirmó un alto funcionario israelí.
Las autoridades de Gaza reportaron que los bombardeos afectaron áreas cercanas al hospital Shifa, el más grande del norte de la región, causando la destrucción de varios edificios residenciales. En Khan Younis, un misil alcanzó un vehículo y cobró la vida de cinco personas, incluyendo a dos menores. En Zawayda, dos individuos resultaron heridos al ser impactados por un proyectil en una tienda de campaña.
Netanyahu atribuyó la ruptura del alto al fuego a un malentendido durante el proceso de intercambio de restos de rehenes, afirmando que Hamas había entregado erróneamente fragmentos que no correspondían a las víctimas israelíes prometidas. Según su versión, los restos pertenecían a Ofir Tzarfati, un civil asesinado durante los ataques del 7 de octubre de 2023, cuyo cuerpo había sido recuperado meses atrás.
En respuesta, las Brigadas Al-Qassam, el brazo armado de Hamas, negaron cualquier manipulación y acusaron a Israel de utilizar el incidente como pretexto para reanudar las hostilidades. “Netanyahu busca justificaciones para evadir las obligaciones del alto al fuego”, mencionó un comunicado del grupo.
Además, Hamas anunció que, debido a las “violaciones israelíes”, pospondría la entrega de los restos de otro rehén desaparecido. El acuerdo, respaldado por Washington, estipula la liberación de todos los rehenes vivos a cambio de casi dos mil prisioneros palestinos, la retirada de tropas israelíes y la suspensión de la ofensiva.
Las tensiones aumentaron con la difusión de imágenes por parte de Israel, donde se ve a varios hombres enmascarados manipulando una bolsa blanca para cadáveres en una zona devastada. El ejército israelí afirmó que esto era una puesta en escena para simular la búsqueda de restos, acusaciones que Hamas rechazó, señalando que Israel estaba difamando sus esfuerzos humanitarios.
Desde Washington, el vicepresidente JD Vance minimizó la escalada del conflicto, afirmando que el alto al fuego aún se mantenía, aunque reconoció que “pequeñas escaramuzas” podían ocurrir. Vance también indicó que Israel “probablemente respondería” ante cualquier ataque, pero expresó confianza en que “la paz del presidente se mantendrá”.
Fuentes estadounidenses, bajo condición de anonimato, confirmaron que Israel había informado a la Casa Blanca antes de llevar a cabo los ataques, aunque el gobierno de Trump no emitió una declaración formal, lo que refleja el delicado equilibrio diplomático que intenta mantener entre su aliado israelí y los mediadores regionales.
Medios israelíes reportaron enfrentamientos en Rafah, en el sur de Gaza, donde las tropas israelíes respondieron a disparos de supuestos combatientes de Hamas, quienes negaron su participación y reafirmaron su “compromiso total” con la tregua.
Equipos de búsqueda trabajan con maquinaria pesada en diferentes áreas de Gaza para localizar los cuerpos de los rehenes aún desaparecidos. En Khan Younis, combatientes de Hamas, junto a técnicos egipcios, han estado excavando cerca de la Ciudad de Vivienda Hamad, financiada por Qatar.
Las imágenes captadas por Reuters mostraron una trinchera de varios metros de profundidad, donde miembros del grupo revisaban túneles en busca de cadáveres. Israel sostiene que Hamas retiene información sobre los cuerpos y los acusa de retrasar intencionadamente su devolución, mientras que la organización radical afirma que la magnitud de la destrucción en Gaza dificulta una recuperación rápida.
“Estamos comprometidos con el acuerdo y pedimos acceso de equipos internacionales para localizar los cuerpos en zonas rojas”, declaró Suhail al-Hindi, miembro de la oficina política de Hamas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja confirmó su participación en una de las operaciones de recuperación, aunque aclaró desconocer los detalles del hallazgo de los restos de Tzarfati. “Es inaceptable que se manipulen los esfuerzos humanitarios cuando hay familias que siguen esperando noticias de sus seres queridos”, lamentó Sarah Davies, portavoz del organismo.
Turquía también criticó a Israel por los ataques, calificándolos como “una clara violación del alto al fuego” y expresando “profunda preocupación por las víctimas civiles”. Ankara instó a Israel a “abstenerse de acciones que socaven la paz y la estabilidad regional”.
El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Eyal Zamir, afirmó que Hamas “está incumpliendo sus compromisos” y advirtió que “la guerra aún no ha terminado”. “Seguiremos trabajando para que todos nuestros rehenes sean devueltos. Este es nuestro deber moral y ético”. Actualmente, quedan 13 cuerpos de rehenes por recuperar, y las tareas de búsqueda se han visto obstaculizadas por la falta de acceso y recursos, constituyendo el último eslabón de una tregua que pende de un hilo.































































