Un ataque aéreo realizado por Israel contra líderes de Hamás en Doha, la capital de Catar, ha generado una ola de críticas desde la Casa Blanca, que lo calificó como un “desafortunado incidente” este 9 de septiembre de 2025. A pesar de que el gobierno estadounidense había sido notificado previamente sobre la acción, la portavoz Karoline Leavitt expresó su preocupación por el impacto de este ataque en las relaciones con un aliado cercano.
Reacciones desde Washington
Leavitt subrayó en una rueda de prensa que el ejército estadounidense había informado a la administración de Donald Trump antes del bombardeo, pero no aclaró si Israel había notificado al Pentágono. “Bombardear unilateralmente dentro de Catar, una nación soberana y un aliado cercano de Estados Unidos que trabaja muy duro y valientemente, no avanza los objetivos de Israel o de Estados Unidos”, afirmó la portavoz.
La portavoz destacó la importancia de eliminar a Hamás, al señalar que el grupo islamista se beneficia de la miseria de los habitantes de Gaza. Sin embargo, enfatizó que el ataque no contribuye a los esfuerzos de paz en la región. Trump, quien considera a Catar un poderoso aliado, se mostró profundamente apenado por la localización de este ataque.
Detalles del ataque y su contexto
El ataque israelí marca un hito, siendo el primero en territorio catarí, donde se encuentra la mayor base militar estadounidense en Oriente Medio. Este bombardeo tenía como objetivo a miembros de la delegación negociadora de Hamás que se encontraban discutiendo la última propuesta estadounidense para la tregua en Gaza. Según informes, cinco miembros de Hamás perdieron la vida, aunque ninguno de ellos formaba parte de la delegación en cuestión.
El ataque también resultó en la muerte de un miembro de las fuerzas de seguridad cataríes, lo que podría complicar aún más las relaciones entre Estados Unidos, Israel y Catar. Tras el bombardeo, Trump se comunicó con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, así como con el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani, y su primer ministro, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, agradeciéndoles su apoyo y amistad, asegurando que un incidente similar no debería repetirse en su territorio.
Este suceso resalta las tensiones complejas en la región y plantea interrogantes sobre el futuro de las negociaciones de paz y la estabilidad en el área. La realidad es que el conflicto sigue generando repercusiones que trascienden fronteras, afectando no solo a los involucrados directamente, sino también a la percepción internacional sobre la política de Estados Unidos en Medio Oriente.
