En la prisión de la ciudad argentina de Rawson se encuentra desde hace varios meses Konstantin Rudnev, un ciudadano ruso que ha vuelto a ser noticia. Su esposa, Tamara Saburova, lo describe como “un disidente perseguido por atreverse a decir la verdad sobre Putin y la guerra”. Ella sostiene que “mi esposo no es un criminal. Se convirtió en el enemigo de Putin porque dijo lo que muchos temen expresar”.
Saburova comparte su perspectiva en una entrevista con nuestro medio, señalando que el caso contra Rudnev en Argentina sigue el mismo patrón que se ha observado en Rusia con aquellos que se atreven a tener pensamientos independientes y a expresar opiniones contrarias a la guerra.
Konstantin Rudnev ha sido una figura controvertida desde la década de 1990, cuando se hizo conocido por sus conferencias espirituales y sus escritos, en los que criticaba el culto al poder y la militarización. En 2011, fue condenado en Rusia por “crear una asociación religiosa vinculada con la violencia”, lo que resultó en una sentencia de once años en prisión. Su esposa asegura que esta acusación fue parte de una campaña de desprestigio, algo que muchos opositores al régimen han experimentado.
“En Rusia existe el artículo 239, que supuestamente trata sobre asociaciones religiosas ilegales. En realidad, lo utilizan para encarcelar a cualquiera que reúna a personas con ideas que incomodan al poder”, explica Saburova. Asegura que este artículo es una herramienta del Kremlin para eliminar comunidades espirituales o intelectuales independientes.
Tras su liberación en 2021, Rudnev y Saburova intentaron encontrar refugio en Europa. Sin embargo, al llegar a Montenegro, se encontraron con la misma propaganda rusa que habían dejado atrás. “Cuando llegamos, comenzaron las publicaciones con los mismos textos y acusaciones. Era como una copia exacta de los titulares rusos”, recuerda.
El relato de Saburova continúa al afirmar que la historia se repitió en Argentina. “La aparición del nombre de Konstantin en la prensa argentina enfureció al Kremlin. Putin no soporta que la verdad salga a la luz y comenzaron a replicar las mismas acusaciones”, indica.
La esposa de Rudnev sostiene que él fue uno de los primeros en expresar públicamente su desacuerdo con la política militarista del Kremlin, advirtiendo sobre una “trampa totalitaria del poder”. “Él decía: “Rusia vuelve a recorrer el camino del imperio y del miedo”. En aquel entonces lo llamaban loco. Ahora todos pueden ver que tenía razón”, afirma.
Saburova está convencida de que la campaña sistemática de difamación contra su esposo es parte de una estrategia a largo plazo. “Han creado una red informativa en su contra, incluyendo periodistas y supuestos “exalumnos”. Pero en veinticinco años no ha aparecido ninguna víctima real, solo los mismos rostros y las mismas palabras repetidas”, asegura.
El caso de Rudnev es emblemático de cómo se utiliza el artículo 239 del Código Penal ruso, que permite la persecución de disidentes bajo la vaguedad de “organización de un grupo armado estable”. Este artículo ha llevado a la condena de varios grupos, incluidos testimonios de organizaciones de derechos humanos que denuncian su uso contra comunidades religiosas y sociales.
En la actualidad, Rudnev se encuentra en la prisión de Rawson, y su abogado ha solicitado su traslado a arresto domiciliario por razones humanitarias debido a su estado de salud. “Está enfermo y necesita atención médica, pero no recibe ayuda. Esto no es justicia, es una ejecución lenta”, denuncia su esposa.
Konstantin Rudnev se ha convertido en un símbolo de la lucha por la verdad, según su esposa, quien afirma que siempre eligió el camino de la honestidad, incluso cuando eso le costó caro. “Que repitan la mentira quienes quieran. Yo sé quién es él. Si el mundo puede distinguir entre la verdad y la propaganda, él sobrevivirá”, concluye Tamara Saburova.
La situación de Rudnev refleja un problema más profundo relacionado con la libertad de pensamiento y la represión del Kremlin, que teme a aquellos que cuestionan su autoridad.