El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha propuesto un drástico recorte presupuestario del 15% para el año 2026, como respuesta a las crónicas restricciones financieras que enfrenta la organización, acentuadas por la falta de pagos de países clave, entre ellos Estados Unidos.
Este ajuste, que podría ascender a unos 500 millones de dólares, implicaría la eliminación de más de 2,500 puestos de trabajo, lo que sin duda marcaría un antes y un después en la operación de la ONU. Guterres comunicó estos cambios en cartas dirigidas a los Estados miembros y al personal, advirtiendo que el recorte afectará significativamente a los tres pilares de la organización: paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo sostenible.
Impacto en programas y en el personal
La advertencia de Guterres es clara: algunos programas, especialmente aquellos dirigidos a la asistencia de los países más pobres, se verán perjudicados. Para el personal de la ONU, estos cambios pueden significar reubicaciones, cambios de puesto e incluso despidos, una situación que genera gran incertidumbre y preocupación.
La ONU ha estado lidiando con una crisis de liquidez durante años, en gran parte debido a que varios países no han cumplido con sus contribuciones en tiempo y forma. Un claro ejemplo es China, el segundo mayor contribuyente, que no saldó sus cuotas correspondientes a 2024 hasta finales de diciembre.
La postura de Estados Unidos y su impacto
La situación financiera de la ONU se ha vuelto más crítica con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Este país, que representa el mayor contribuyente con un 22% del presupuesto ordinario, acumuló retrasos por un total de 1,500 millones de dólares hasta finales de enero. Según la organización, el país no ha cumplido con su cuota desde que Trump asumió nuevamente la Casa Blanca.
Además, muchas agencias de la ONU ya han sentido el impacto de las reducciones en la ayuda exterior estadounidense, lo que ha exacerbado la crisis. La propuesta de recorte será debatida por los Estados miembros, y se espera que se tome una decisión antes de fin de año. Las implicaciones de estos recortes no solo afectan a la ONU, sino que también repercuten en la asistencia a los países más vulnerables del mundo, una situación que merece atención urgente.