El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el despliegue de 4.5 millones de soldados en todo el país, justo después de que Estados Unidos ofreciera una recompensa de 50 millones de dólares por su captura, acusándolo de ser el líder del Cártel de los Soles. “Esta semana voy a activar un plan especial para garantizar la cobertura con más de 4.5 millones de milicianos en todo el territorio nacional”, declaró Maduro.
Este despliegue, que busca fortalecer la presencia militar en Venezuela, se produce en un contexto de creciente tensión entre Caracas y Washington. Este miércoles, fuentes del Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmaron el envío de una flota con 4,000 marinos a las costas venezolanas, con el objetivo de ejercer presión sobre el régimen de Maduro y combatir a los carteles del narcotráfico, catalogados como organizaciones terroristas por el expresidente Donald Trump.
Despliegue militar y sus implicaciones
Los tres buques de guerra enviados por la Armada de Estados Unidos –el USS Gravely (DDG-107), el USS Jason Dunham (DDG-109) y el USS Sampson (DDG-102)– son considerados por expertos militares como algunos de los destructores más avanzados del mundo. Además, el despliegue incluye aviones espía y un submarino, lo que indica un nivel de compromiso significativo por parte de Estados Unidos en la región.
La situación se complica aún más, según el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez, quien señala que las acciones recientes de la administración Trump pueden ser vistas como una respuesta a las constantes burlas de Maduro hacia Estados Unidos. Desde las elecciones fraudulentas de 2018 hasta las recientes del 28 de julio de 2024, donde Maduro se mantuvo en el poder, la relación entre ambos países ha estado marcada por la desconfianza y la confrontación.
La respuesta de Maduro y sus consecuencias
“Maduro se robó la elección y se mantuvo en el poder, pero ese fue un acto de burla hacia lo que significa Estados Unidos para Venezuela y la región”, afirma Rodríguez, enfatizando que estas medidas de presión plantean una situación bastante compleja. Además, resalta que el gobierno estadounidense había auspiciado esos comicios, lo que obliga a Trump a considerar una respuesta contundente.
El plan de Maduro de activar a más de 4.5 millones de milicianos refleja no solo su intención de mantenerse en el poder, sino también una estrategia para mostrar fortaleza frente a la presión externa. Este escenario, que podría derivar en un conflicto mayor, sigue captando la atención tanto a nivel regional como internacional, dejando a muchos en la incertidumbre sobre los próximos pasos del régimen venezolano y la respuesta de Estados Unidos.
Con información de Proceso.