Las autoridades de Mali han decidido extender nuevamente el toque de queda en la región de Kayes, un área crítica para el tránsito de suministros de combustible hacia la capital, Bamako. Esta medida responde a la creciente inseguridad provocada por el avance de los yihadistas del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), vinculado a Al Qaeda en la región del Sahel.
El gobernador de Kayes, el general de brigada Moussa Soumaré, anunció que el toque de queda, que fue implementado por primera vez el 1 de julio, se mantendrá en vigor durante un mes más debido a la “situación de seguridad imperante en la zona”. Esta decisión restringe la libertad de circulación de personas y vehículos, exceptuando aquellos de las Fuerzas de Defensa y Seguridad, así como ambulancias con orden de misión, según el comunicado difundido por la agencia de noticias maliense AMAP.
Es importante señalar que la mayoría de los bienes importados cruzan esta zona occidental de Mali, que limita con Senegal. Desde la capital, Bamako, medios como “L”Essor” y el portal MaliWeb informan sobre una reanudación gradual del tráfico, facilitada por la llegada de varios camiones cisterna esta semana. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica.
Las autoridades han ordenado que las gasolineras permanezcan abiertas las 24 horas para facilitar el abastecimiento. No obstante, los precios del combustible se han disparado. Fuentes del portal Bamada indican que las garrafas de 20 litros se están revendiendo en el mercado negro a precios exorbitantes, que varían entre 50.000 y 90.000 francos, muy por encima del precio oficial de 775 francos.






























































