Asadabad, Afganistán.- Las operaciones de rescate continúan en Afganistán tras el devastador terremoto del pasado domingo, que ha dejado más de 1,400 muertos y 3,100 heridos. En el tercer día de esfuerzos, las dificultades se agravan por carreteras bloqueadas, constantes réplicas sísmicas y aldeas incomunicadas, lo que complica la llegada de ayuda a las comunidades afectadas.
Desafíos en la búsqueda de sobrevivientes
El ministro de Asuntos Exteriores de Afganistán, Amir Khan Muttaqi, ha instado a sus misiones diplomáticas a redoblar esfuerzos para conseguir asistencia internacional. Según el comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Muttaqi ha mantenido conversaciones con representantes afganos en el extranjero para coordinar la ayuda destinada a las víctimas del terremoto en la provincia de Kunar y regiones circundantes.
En un nuevo golpe para las ya afectadas comunidades, el martes se registró una réplica de magnitud 5.2 cerca de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Este temblor ha vuelto a sacudir las zonas devastadas, donde la Media Luna Roja Afgana advierte que muchas personas siguen atrapadas bajo los escombros.
La comunidad internacional responde
Las cifras son alarmantes: más de 5,400 viviendas han quedado destruidas en Kunar, Nangarhar, Laghman, Nuristán y Panjshir. Cientos de familias ahora malviven en carpas improvisadas, mientras médicos voluntarios se esfuerzan por atender a los heridos en condiciones extremas. La situación se complica con carreteras aún bloqueadas, lo que dificulta la llegada de socorro.
Sin embargo, la comunidad internacional ha comenzado a enviar refuerzos. La India trasladó por vía aérea 21 toneladas de suministros, que incluyen medicinas, mantas y generadores. Por su parte, Emiratos Árabes Unidos ha desplegado equipos de búsqueda y rescate, y Corea del Sur anunció una contribución de un millón de dólares a través de la ONU.
Médicos Sin Fronteras (MSF) también ha desplegado un equipo en las provincias de Nangarhar y Laghman, donde han entregado kits de traumatología a hospitales desbordados. “Los dos hospitales ya estaban trabajando a pleno rendimiento antes del terremoto. Hemos visto a muchos pacientes atendidos en los pasillos y a trabajadores sanitarios que necesitaban suministros. La respuesta humanitaria debe ampliarse urgentemente”, afirmó el doctor Fazal Hadi, coordinador médico adjunto de MSF.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) comenzó el lunes la distribución de víveres y galletas energéticas en Kunar y Nangarhar, recordando que muchas de las comunidades afectadas ya se encontraban en situación vulnerable tras recientes inundaciones. El mal tiempo amenaza con empeorar las condiciones de acceso y vida, lo que hace aún más urgente la asistencia humanitaria.
