Ciudad de México.- En un contexto marcado por la crisis de vivienda asequible en Estados Unidos, la administración del expresidente Donald Trump ha presentado una propuesta que podría tener consecuencias devastadoras para millones de familias. El gobierno federal está considerando un cambio drástico en las políticas de subsidios de vivienda, limitando a dos años el apoyo que actualmente brinda el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD). Esta medida, de ser aprobada, afectaría a más de 1.4 millones de hogares que dependen de la asistencia para mantener un techo.
Entre los afectados se encuentra Havalah Hopkins, una madre soltera de 33 años que vive en un apartamento público en Washington, donde comparte su vida con su hijo autista. Actualmente, su alquiler es de 450 dólares, lo que representa un 30% de sus ingresos. Sin embargo, el costo del alquiler en el mercado supera los 2,000 dólares, lo que hace que la posibilidad de mudarse sin subsidios sea prácticamente inalcanzable.
La propuesta, presentada por el secretario del HUD, Scott Turner, se fundamenta en la necesidad de “corregir abusos” y de “fomentar la autosuficiencia” entre los beneficiarios de estos programas. Sin embargo, los críticos advierten sobre las graves repercusiones que podría acarrear, tales como desplazamientos forzados y un aumento en la desigualdad. Un reciente estudio de la Universidad de Nueva York (NYU) revela que el 70% de los hogares que se verían perjudicados por el límite de tiempo han estado en vivienda subsidiada por más de dos años, lo que subraya su dependencia del programa.
Además, el informe destaca que los niños que se verían obligados a abandonar sus hogares podrían enfrentar un impacto significativo en su salud, educación y bienestar. Esta situación es alarmante, considerando que el hogar es un pilar fundamental para el desarrollo integral de los menores.
Si bien algunos defensores de la política sugieren que el establecimiento de plazos podría ayudar a reducir las largas listas de espera para acceder a subsidios, la realidad muestra una tendencia opuesta. De las 17 agencias que han implementado límites de tiempo, 11 decidieron abandonarlos, ya que los inquilinos no lograban cubrir sus gastos tras perder el subsidio.
La opinión de los propietarios privados también es motivo de preocupación. Muchos de ellos se muestran escépticos ante la idea de perder la fiabilidad que ofrece el HUD, lo que podría llevar a que dejen de aceptar vales de la Sección 8. Esto, a su vez, resultaría en una reducción aún más drástica de la oferta de viviendas para los sectores de bajos ingresos.
Para Havalah Hopkins, la posibilidad de un desalojo genera una profunda angustia. La incertidumbre sobre su futuro la mantiene en un estado constante de preocupación. “Dos años no son suficientes ni para comenzar a levantarte”, lamenta, reflejando el sentimiento de muchas familias en su situación.
La propuesta del gobierno de Trump, aunque busca abordar problemas dentro del sistema de subsidios, plantea una serie de interrogantes sobre su viabilidad y sus efectos en la vida de millones de estadounidenses. La lucha por un hogar asequible continúa siendo una realidad compleja y desafiante en un país donde la desigualdad económica se hace cada vez más evidente.
