Doce años después, el periodista Témoris Grecko vuelve a Siria, el escenario de su secuestro por Al Qaeda en 2013, un regreso que lo confronta con el caos y la violencia que aún persisten en el país. Junto a sus compañeros, el fotoperiodista Andoni Lubaki y el videasta Balint Slanko, Grecko reflexiona sobre el horror de la guerra y la pérdida irreparable que han sufrido él y tantos otros.
Memorias del abismo
En su relato, Grecko describe cómo sus recuerdos se entrelazan con el sufrimiento de quienes conoció en Alepo, muchos de los cuales ya no están vivos. “El abismo invoca a otro abismo”, dice, evocando la angustia de revivir momentos de terror y confusión. Los pocos que sobrevivieron al conflicto han huido al exilio, dejando atrás vidas marcadas por la tragedia.
El periodista explora los registros digitales de aquellos días fatídicos, buscando respuestas entre las discusiones que sostenían con otros periodistas y amigos. Con la caída del régimen de Bashar al Asad en diciembre de 2024, Grecko siente la necesidad de regresar a los lugares donde fue capturado: el barrio de Izaa y hospitales convertidos en centros de tortura.
Valientes decisiones que salvaron vidas
En su viaje, recuerda a Camille Courcy, una periodista francesa que, por una decisión fortuita de no acompañarlos, salvó su vida y la de sus compañeros. Su relato revela la incertidumbre y el miedo que vivieron aquellos días, así como la valentía de quienes intentaron ayudarles en medio de la barbarie.
Grecko narra su experiencia en los hospitales y cómo el Hospital Pediátrico fue un lugar de sufrimiento y desesperación, donde las torturas eran comunes. Las memorias de su cautiverio lo persiguen, pero también encuentra consuelo en la idea de que, a pesar de todo, ha logrado regresar a la vida.
Hoy, la lucha por la paz y la dignidad en Siria continúa. Grecko invita a reflexionar sobre las lecciones del pasado y a mantener la esperanza de un futuro mejor para un país que aún busca sanar sus profundas heridas.
