Washington, Estados Unidos.- La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) confirmó este viernes la repatriación del cuerpo de Jaime Alanís, un migrante mexicano que falleció tras caer de una azotea durante una redada migratoria en California. Este trágico suceso ha generado una ola de indignación y ha puesto de relieve las circunstancias peligrosas que enfrentan muchos migrantes en su búsqueda de mejores oportunidades.
Roberto Velasco Álvarez, jefe de la unidad para América del Norte de la SRE, informó que los restos de Alanís llegaron a Guadalajara y fueron trasladados a una funeraria en Michoacán. La situación se complicó aún más cuando el consulado mexicano en Oxnard, California, tomó cartas en el asunto y brindó atención a la familia del fallecido en la localidad de Huajúmbaro.
Velasco Álvarez también destacó que la SRE se encuentra en constante comunicación con las autoridades federales y locales para esclarecer las circunstancias del incidente que llevó a la muerte de Alanís. Además, mencionó que la familia del migrante tiene acceso a asistencia legal para abordar el caso.
El 12 de julio, la SRE había confirmado el fallecimiento de Jaime Alanís, quien resultó herido en un operativo del Servicio de Control y Migración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) el 10 de julio en el condado de Ventura. Alanís, de 30 años, había estado trabajando durante una década en la recolección de tomates en la granja donde ocurrió el incidente.
Los familiares de Jaime relatan que, durante la redada, él logró comunicarse con su esposa en México, informándole que los agentes de migración habían llegado y que se encontraba escondido junto a otros trabajadores. Sin embargo, al intentar escapar, sufrió una caída que le causó heridas fatales.
La situación de Alanís es un trágico recordatorio de los riesgos que enfrentan los migrantes en Estados Unidos, donde la presión de las autoridades migratorias se intensifica. La SRE ha expresado su preocupación por los incidentes que involucran a ciudadanos mexicanos en el extranjero, enfatizando la importancia de proteger sus derechos y bienestar.
La repatriación de su cuerpo no solo representa un cierre para la familia de Alanís, sino que también plantea preguntas sobre las políticas migratorias en Estados Unidos y la necesidad de abordar las condiciones que llevan a situaciones tan extremas. La comunidad migrante, en su búsqueda por una vida mejor, a menudo se encuentra atrapada entre la esperanza y el peligro, un dilema que sigue sin resolverse.