El ministro de Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, presentó este jueves ante la Asamblea General de la ONU una grave denuncia sobre la existencia de “señales de alerta temprana de un genocidio” en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Esta declaración se realizó solo dos días después de que el gobierno congoleño solicitara a los Estados miembros que reconozcan el “genocidio silencioso” que enfrentan los congoleños.
Nduhungirehe acusó al gobierno de RDC de apoyar a “grupos genocidas” y advirtió que la reciente militarización del país, junto con la colaboración con milicias como las FDLR (Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda) y los VDP/Wazalendo, así como el uso de drones de ataque y aviones de combate contra la población civil, agravan la crisis, afectando especialmente a las comunidades banyamulenge y otros tutsis congoleños.
El jefe de la diplomacia ruandesa también alegó que las autoridades de Kinshasa cuentan con “fuerzas extranjeras” y mercenarios en su “coalición”. Hizo un llamado a la RDC para que “rechace la solución militar e implemente de buena fe el Acuerdo de Paz de Washington”, el cual, según él, representa una oportunidad única para poner fin a un conflicto que ya se ha prolongado demasiado.
En su intervención, Nduhungirehe recordó la brutalidad de las milicias genocidas de 1994 en Ruanda y señaló que la persecución de los tutsis congoleños se configura como un crimen de lesa humanidad comparable al genocidio. También criticó la actuación de la Misión de paz de la ONU en RDC (MONUSCO), que desde su establecimiento en 1999 no ha logrado neutralizar a los grupos armados y, en cambio, ha terminado colaborando con las FDLR, lo que contradice varias resoluciones del Consejo de Seguridad.
Según informes de Human Rights Watch, combatientes de Wazalendo han acosado, amenazado y secuestrado a miembros de la comunidad banyamulenge en Uvira, acusándolos de apoyar al M23, un grupo rebelde respaldado por Ruanda que ha tomado control de partes de Kivu Sur. Ante esta situación, las autoridades centrales de RDC se desplazaron a Uvira para mantener consultas con líderes locales y representantes de los grupos armados.
En junio, la RDC y Ruanda firmaron un acuerdo de paz destinado a poner fin a la actividad de grupos armados como el M23 y las FDLR, luego de una ofensiva que capturó las capitales de Kivu Norte y Kivu Sur, provocando el desplazamiento de miles de personas.