Rusia ha escalado su ofensiva contra Ucrania al utilizar drones kamikaze para atacar trenes en movimiento, una táctica que se creía imposible hasta ahora. Este cambio en la estrategia se ha evidenciado en los últimos meses, particularmente desde el verano, y tiene como objetivo interrumpir la logística y economía del país invadido.
La infraestructura ferroviaria es vital para el transporte tanto militar como civil en Ucrania. Según informes de Kiev y videos compartidos en redes sociales, los drones Shahed han sido empleados para golpear trenes, lo que representa un avance significativo en las capacidades de ataque de Rusia.
Los recientes ataques, como uno cerca de Bobrovytsya, a más de 150 kilómetros de la frontera, han mostrado que los drones pueden impactar primero en las locomotoras y luego en los vagones. Canales rusos en Telegram han celebrado estos logros, afirmando que los drones “alcanzaron sus objetivos en movimiento y evadieron a los aviones ucranianos que protegían el tren”.
Este avance tecnológico es alarmante. Los drones Shahed, anteriormente considerados armas de un solo uso y diseñados para objetivos estáticos, han sido modificados con cámaras y módems de telefonía móvil. Esto les permite transmitir imágenes en tiempo real y ser dirigidos por un operador humano, convirtiendo un arma “tonta” en una herramienta de alta precisión.
Además, existe la posibilidad de que se utilice inteligencia artificial para que un Shahed, equipado con esta tecnología, pueda autonomamente buscar y destruir trenes en áreas específicas, lo cual plantea un riesgo aún mayor para las defensas ucranianas.
Las consecuencias de estos ataques son severas. El sistema ferroviario es fundamental para la logística de Ucrania, especialmente con los aeropuertos fuera de operación. Oleksiy Kuleba, ministro de desarrollo territorial, destaca que el objetivo de Rusia es “complicar el transporte de pasajeros y mercancías, perturbando las operaciones estables y aumentando la presión sobre la población y la economía”.
Estos ataques selectivos se suman a las constantes oleadas de bombardeos que Rusia lleva a cabo contra objetivos civiles en Ucrania. Mientras Kiev se enfoca en objetivos militares, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha optado por desatar ataques terroristas contra la población civil como método para socavar la moral ucraniana.
En septiembre, los ataques con drones y misiles aumentaron un 38% en comparación con el mes anterior, con miles de vehículos no tripulados y misiles lanzados, apuntando a edificios residenciales, centros comerciales y estaciones de tren. Esta guerra ha marcado un precedente en la historia militar, donde los drones se han convertido en protagonistas en ambos bandos, estableciendo una nueva era bélica comparable al “blitzkrieg” de 1939.