El Kremlin ha manifestado su disposición a continuar las negociaciones con Ucrania, aunque demanda un tiempo adicional para evaluar el ultimátum de 50 días presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que busca poner fin al conflicto en la región. En medio de un clima de creciente tensión diplomática, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, describió las advertencias provenientes de Washington como “muy serias”.
Durante una conferencia de prensa, Peskov explicó que Rusia necesita un periodo de reflexión para analizar las declaraciones de Trump y su propuesta, que incluye la amenaza de nuevas sanciones si no se logran avances. “Si, o cuando, el presidente Vladimir Putin considere necesario, comentará”, añadió el portavoz, dejando la puerta abierta a posibles futuras comunicaciones sobre el tema.
Trump, quien ha intentado ejercer presión tanto sobre Moscú como sobre Kiev para alcanzar un acuerdo de paz desde su regreso a la Casa Blanca en enero, expresó su frustración por la falta de progreso en las negociaciones. “Pensaba que tendríamos un acuerdo hace dos meses, pero parece que no se concreta”, comentó el lunes en la Casa Blanca mientras se encontraba junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Las tensiones han escalado aún más tras la advertencia de Trump de que, si no hay avances significativos, impondrá “aranceles secundarios” a naciones que son socios comerciales de Rusia, como China, India y Turquía. En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino declaró que “la coerción o las presiones no pueden resolver los problemas”.
Al mismo tiempo, Trump y la OTAN han hecho público un acuerdo para que la alianza adquiera equipo militar estadounidense, incluyendo sistemas de defensa Patriot, que serán destinados a Ucrania. “Nosotros no pagamos. Fabricamos y ellos compran”, enfatizó el presidente estadounidense, reafirmando su postura sobre el apoyo militar a la nación europea.
Rusia, por su parte, se mantiene firme en sus demandas, que incluyen la renuncia de Ucrania a su ingreso a la OTAN y la entrega formal de los territorios ocupados, que abarcan las cuatro regiones parcialmente controladas y la península de Crimea, anexada en 2014. Estas condiciones han sido catalogadas por Kiev y sus aliados como inaceptables, considerándolas una forma de “capitulación”.
Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, el conflicto ha dejado decenas de miles de muertos y millones de desplazados. Mientras tanto, el Kremlin asegura estar a la espera de una “tercera ronda de negociaciones”, aunque hasta el momento Kiev no ha confirmado su participación.
