El supertifón Ragasa ha dejado un saldo de al menos tres muertos y nueve heridos en Filipinas, convirtiéndose en la tormenta más potente del año en la región. Desde su llegada el lunes a la parte norte del archipiélago, se han reportado cinco personas desaparecidas, lo que ha llevado a las autoridades a activar protocolos de emergencia y a realizar evacuaciones masivas.
El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres indicó que más de 17,500 residentes fueron obligados a abandonar sus hogares como medida de precaución. Ragasa ha provocado inundaciones severas, deslizamientos de tierra y daños significativos en la infraestructura, especialmente en la provincia de Cagayan, donde los efectos iniciales fueron devastadores.
Con vientos sostenidos de 215 kilómetros por hora y ráfagas que superaron los 265 km/h, la situación es crítica. Aunque la Agencia Meteorológica de Filipinas (PAGASA) reportó que el tifón había disminuido un poco su intensidad, los vientos aún alcanzan hasta 230 km/h, manteniendo el peligro en las áreas afectadas.
Las clases han sido suspendidas por segundo día consecutivo en varias provincias que siguen enfrentando lluvias intensas y el riesgo de más deslizamientos. Además, el impacto de Ragasa también se ha sentido en otras regiones del sudeste asiático; por ejemplo, en Taiwán, más de 7,600 personas fueron evacuadas ante la amenaza que representa esta tormenta.
Mientras Ragasa avanza hacia el sur de China, las autoridades en la ciudad de Shenzhen han organizado una evacuación preventiva de 400,000 personas en zonas de alto riesgo. Asimismo, se han suspendido todos los servicios de transporte ferroviario y aéreo en la metrópoli, y las clases también han sido interrumpidas.
Los especialistas advierten que el sistema meteorológico mantiene vientos de hasta 260 km/h y lluvias que pueden acumular hasta 300 milímetros. Estos factores han llevado a activar los más altos niveles de alerta y coordinación de emergencias en la región. Las proyecciones sugieren que esta podría ser una de las tormentas más destructivas para Shenzhen desde 2018.
Los efectos de Ragasa reavivan la memoria de recientes desastres naturales en el sudeste asiático. En 2023, seis tormentas tropicales consecutivas asolaron Filipinas en menos de un mes, con un saldo de al menos 164 víctimas y más de 10 millones de personas afectadas. La cadena de ciclones forzó la evacuación de más de 650,000 personas de áreas vulnerables, según datos oficiales.
La trayectoria de Ragasa coincide con la temporada de lluvias en Filipinas, que se extiende de junio a noviembre o diciembre, un periodo en el que el país enfrenta cerca de veinte tifones o tormentas tropicales anualmente. Este evento ocurre en un contexto de tensión social en Filipinas, donde las protestas han aumentado tras denuncias de corrupción en proyectos relacionados con el control de inundaciones, muchos de los cuales habían sido anunciados como finalizados pero que, según investigaciones, aún están en construcción o presentan fallos significativos.
A medida que la tormenta continúa su avance, los equipos de emergencia en Filipinas y China están llevando a cabo operaciones de búsqueda, asistencia humanitaria y monitoreo del clima. Las autoridades insisten en la importancia de que la población siga las recomendaciones oficiales y priorice su seguridad para mitigar el número de afectados y evitar nuevas tragedias.