Los trabajadores de Grecia han decidido llevar a cabo una huelga general de 24 horas el próximo miércoles 1 de octubre, en protesta por un proyecto de ley que propone extender la jornada laboral hasta 13 horas diarias para un mismo empleador. Esta movilización fue convocada por los principales sindicatos del país.
En Atenas, se espera que los servicios de metro y trenes de cercanías se vean interrumpidos, ya que los trabajadores de transporte público se unirán al paro. Los autobuses y tranvías estarán operativos solo entre las 09:00 y las 21:00 horas locales, mientras que el metro ofrecerá servicios limitados durante algunas horas de la mañana y al mediodía, para facilitar el transporte de quienes participen en las manifestaciones en el centro de la capital.
Además, todos los ferris y barcos de pasajeros permanecerán amarrados en los puertos, ya que los marineros también se han sumado a la protesta. Sin embargo, los vuelos se llevarán a cabo con normalidad, dado que un tribunal declaró ilegal el paro convocado por los controladores aéreos.
El principal sindicato del sector privado, GSEE, ha manifestado su rechazo a la jornada laboral de 13 horas, argumentando que “el agotamiento no es desarrollo” y que “la resistencia humana tiene límites”. En su convocatoria a la huelga, el sindicato también solicita que se restablezca la posibilidad de que todos los trabajadores del sector privado negocien contratos colectivos laborales con sus empleadores, una opción que fue prohibida durante la crisis financiera y de deuda soberana que afectó al país entre 2010 y 2018.
El proyecto de ley, que se prevé que sea sometido a votación a finales de octubre, plantea que los trabajadores recibirán una bonificación del 40% por cada hora extra trabajada. Aunque el gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis asegura que se mantendrá un límite máximo de 48 horas semanales y de 150 horas extras anuales, los sindicatos critican esta medida, considerándola un retroceso hacia una “época medieval” en lo que respecta a los derechos laborales.
La situación refleja una creciente tensión entre el gobierno y los trabajadores, en un contexto donde las condiciones laborales son un tema de debate crucial en la sociedad griega.