El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un paso significativo hacia la imposición de un arancel del 20.91 por ciento a las importaciones de tomate mexicano, el cual entrará en vigor el 14 de julio de 2025. Esta medida se produce tras la finalización del acuerdo firmado en 2019 entre el gobierno estadounidense y los productores de tomate de México, que establecía precios mínimos de importación y suspendía una investigación sobre prácticas comerciales desleales. La decisión ha generado reacciones y preocupaciones tanto en Estados Unidos como en México.
El análisis realizado por el American Action Forum sugiere que esta nueva medida podría generar ingresos anuales de hasta 346 millones de dólares. Además, se estima que los precios de varias variedades de tomate en Estados Unidos aumentarán entre un 7 y un 11 por ciento, dependiendo de la respuesta del mercado por parte de supermercados, productores y distribuidores. Este aumento en los precios podría tener repercusiones directas para los consumidores estadounidenses.
En abril de 2025, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció oficialmente la rescisión del acuerdo con los productores mexicanos. La administración argumentó que el nuevo esquema arancelario era necesario para generar ingresos directos que beneficiarían al gobierno. En este contexto, las importaciones de tomate mexicano representan una parte crucial del mercado estadounidense. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en 2024, el 72 por ciento de los tomates frescos consumidos en el país fueron importados, y aproximadamente el 90 por ciento de esos tomates provenían de México.
La compañía NatureSweet Ltd, uno de los mayores distribuidores de tomate en Estados Unidos y con sede en Texas, advirtió a sus clientes que, de implementarse el arancel, tendría que aumentar sus precios en casi un 10 por ciento. Su director ejecutivo, Rodolfo Spielmann, señaló que “no hay ningún escenario en el que pueda absorber esos aranceles”, lo que genera incertidumbre sobre el impacto que esto tendrá en la economía y en los consumidores.
El futuro de las importaciones de tomate mexicano también está en el centro del debate político. La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, anticipó un aumento a corto plazo en los precios, enfatizando la importancia de que los socios internacionales cumplan con las normas comerciales. En este sentido, el 8 de julio de 2025, Bloomberg reportó que, a menos de una semana del vencimiento del acuerdo, era poco probable que se lograra una prórroga o una nueva negociación.
Ante esta situación, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard Casaubon, liderará una delegación que se espera llegue a Washington D.C. el 11 de julio de 2025 para dialogar con sus contrapartes estadounidenses. Este esfuerzo busca mitigar las repercusiones del arancel y encontrar un camino que beneficie a ambos países. Desde 1996, el acuerdo había suspendido una investigación sobre dumping y permitía la importación de tomate mexicano bajo ciertas condiciones.
A pesar de las renegociaciones que el pacto ha tenido a lo largo de los años, los productores de tomate de Florida han presionado para que se cancele, argumentando que no ha logrado cumplir su propósito. Robert Guenther, vicepresidente ejecutivo de la Bolsa de Tomate de Florida, destacó que “en los últimos 30 años, hemos observado una reducción constante de la cuota de mercado del tomate estadounidense”, que ha pasado de un 80 a un 30 por ciento.
Los economistas agrícolas han señalado que el aumento en la participación de mercado de México se debe a factores como su clima templado, la infraestructura de invernaderos y el bajo costo de mano de obra, lo que ha permitido el cultivo de variedades populares como cherry, uva y heirloom. Matt Mandel, vicepresidente de la empresa SunFed Produce de Arizona, que importa el 95 por ciento de sus productos desde México, también comentó sobre el impacto del fin del acuerdo: “Va a subir los precios, punto. Trabajamos con márgenes muy, muy pequeños y es absolutamente imposible que podamos absorber el 17 por ciento”.
Además de las implicaciones en los precios, los analistas prevén un impacto negativo en el empleo. Un estudio realizado en abril de 2025 por la Universidad Texas A&M concluyó que la importación y comercialización de tomate fresco desde México genera aproximadamente 47 mil empleos directos e indirectos en Estados Unidos. Mientras que algunos legisladores de Florida apoyan la terminación del acuerdo, funcionarios de estados fronterizos como Arizona y Texas, incluido el gobernador Greg Abbott, han instado al gobierno federal a mantener el pacto vigente, advirtiendo sobre las consecuencias económicas negativas que podría acarrear para sus regiones.