Una conmovedora escena tuvo lugar en el Vaticano durante el Jubileo 2025, cuando una niña colombiana de cuatro años, Sara Lia Monguí Rodríguez, logró captar la atención del Papa León XIV. Al finalizar una ceremonia, la pequeña exclamó con alegría: “¡Papa, mi bendición!”
El momento fue un sueño hecho realidad para Sara, quien había anhelado recibir la bendición papal desde muy joven. Su padre, Leonardo Monguí Casas, compartió que esta había sido su última oportunidad en estos jubileos para que su hija cumpliera su deseo.
La familia Monguí Rodríguez, originaria de Puerto Colombia, Atlántico, asistió al evento como parte de su compromiso con el Instituto Fe y Vida, una organización que trabaja con jóvenes latinos en Estados Unidos y América Latina, promoviendo la Biblia Católica. Sara había intentado acercarse al Papa en varias ocasiones anteriores, sin éxito.
Su primer intento fue durante el Jubileo de los Adolescentes, pero el Papa Francisco falleció antes de la celebración. A pesar de ello, logró verlo el Domingo de Pascua. En el Jubileo de los Jóvenes también lo intentó sin éxito. Sin embargo, en esta ocasión, la familia logró ubicarse en la primera fila gracias a la ayuda de una delegación amiga, lo que resultó ser fundamental para el desenlace de la historia.
Cuando el Papa llegó, el personal de seguridad permitió que Sara se acercara un poco más. Ella, llena de alegría, corrió hacia él y pudo estrechar su mano, un momento que su padre describe como mágico. “Regresó aún más feliz”, recuerda Leonardo, quien también destacó que la niña se sintió escuchada y atendida en su única petición: recibir la bendición.
Con la misa avanzando hacia su fin, Sara, impaciente, volvió a gritar: “¡Papa, mi bendición!”. Su determinación detuvo al Papa en seco. Al girar hacia ella, la sonrió y, tras besar el altar, continuó con el rito. Pero la pequeña no se rindió: repitió su súplica con más fuerza. Esta vez, el Papa se inclinó, extendió su mano y le otorgó la bendición que tanto anhelaba, un gesto que iluminó su rostro.
Sara, quien asiste al Jardín del Colegio San Francisco en Puerto Colombia, es conocida por su sociabilidad y su fe. Sus padres han estado comprometidos con el trabajo del Instituto Fe y Vida desde 1994, formando líderes juveniles, especialmente entre migrantes hispanos. Leonardo comparte que a menudo viajan con su hija para integrarla en sus actividades misioneras.
Para la familia, el momento con el Papa fue más que un saludo, representó la realización de un sueño familiar y la validación de que los anhelos de los niños deben ser escuchados. Leonardo describe el encuentro como un verdadero milagro, destacando la sinceridad en la sonrisa del Papa, que no fue solo un gesto protocolario, sino una respuesta genuina ante la fe de su hija.