El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, ha hecho declaraciones contundentes respecto a la invasión rusa, advirtiendo que el Kremlin se convertirá en un objetivo si no cesa sus ataques. En una reciente entrevista con Axios, Zelensky dijo que los funcionarios rusos deberían estar al tanto de la ubicación de sus refugios antiaéreos en caso de que continúe la guerra.
Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, Rusia ha ocupado alrededor del 20% del territorio ucraniano, realizando bombardeos sobre objetivos tanto civiles como militares. Este mes, las fuerzas rusas han atacado el complejo gubernamental de Kiev por primera vez, lo que ha intensificado la preocupación de Zelensky.
El presidente ucraniano también abordó las críticas que ha recibido por la decisión de suspender indefinidamente las elecciones en tiempos de guerra. En este sentido, aseguró que no tiene intención de aferrarse al poder una vez que se logre la paz. “Mi objetivo es acabar con la guerra”, afirmó.
A pesar de su firme postura, Zelensky reiteró que Ucrania no atacará a civiles en Rusia, enfatizando que “no somos terroristas”. Sin embargo, expresó su intención de obtener un armamento más potente de Estados Unidos, aunque no especificó de qué tipo se trata, para poder amenazar con ataques dentro de territorio ruso.
Durante una reunión reciente con Donald Trump en Nueva York, Zelensky comunicó las necesidades de Ucrania, diciendo: “Si conseguimos esas armas de largo alcance de Estados Unidos, las utilizaremos”. A pesar de que el apoyo de EE.UU. y Europa hacia Ucrania ha sido fluctuante, Trump ha indicado su respaldo a los ataques ucranianos sobre instalaciones energéticas rusas.
El cambio de postura de Trump es notable, ya que anteriormente había insinuado que Ucrania podría necesitar ceder territorio a Rusia. En este contexto, Trump también ha instado a los países de la OTAN a derribar aviones de combate rusos que infrinjan su espacio aéreo, lo que refleja una creciente frustración hacia el Kremlin.
El vicepresidente JD Vance advirtió que Trump se siente cada vez más impaciente con Rusia, enfatizando que si Moscú no está dispuesto a negociar de buena fe, las consecuencias serán severas para el país.