En una emotiva sesión, el Congreso del Estado de Coahuila rindió homenaje al maestro José Luis Ulloa Pedroza, autor del Himno Coahuilense, obra que desde su creación en septiembre de 2002 ha resonado como símbolo de identidad y orgullo para los coahuilenses. Este reconocimiento se llevó a cabo durante la reunión ordinaria de la Sexagésima Tercera Legislatura, donde el diputado Carlos Robles Loustaunau destacó la importancia del himno no solo en las escuelas, sino también en actos cívicos y celebraciones.
Un símbolo de identidad y unidad
El diputado Robles Loustaunau enfatizó que el himno, que se canta con fervor en ceremonias oficiales, incluye un verso emblemático: “Es Coahuila una tierra bendita”. Este verso no es simplemente un adorno lírico, sino una representación profunda de lo que significa ser coahuilense, evocando la riqueza de cada región del estado.
“El Himno Coahuilense representa la síntesis de nuestra grandeza histórica y de nuestras raíces profundas”, declaró Robles. “En sus notas, rendimos homenaje a cada elemento de nuestra identidad y sus versos reconocen la nobleza de un pueblo que ha contribuido con fuerza y convicción a la historia de una nación entera”. Estas palabras resonaron en el recinto legislativo, reflejando el compromiso de los legisladores por fortalecer la identidad y calidad de vida de los coahuilenses.
Un legado musical
Al finalizar la ceremonia, se entregó un reconocimiento al maestro Ulloa, quien no solo se destaca por su labor como compositor, sino también como un músico de renombre en la Universidad Autónoma de Coahuila y director de la Banda de Música del Estado. Su obra continúa inspirando a nuevas generaciones, haciendo eco del orgullo coahuilense en cada rincón del estado.
El homenaje no solo celebra una creación artística, sino que reafirma el compromiso de los coahuilenses con su historia y cultura, recordando la importancia de la música como un vehículo de identidad y pertenencia. La realidad es que el Himno Coahuilense ha logrado unir a los habitantes en momentos de celebración y reflexión, convirtiéndose en un legado que perdura en el tiempo.