Un hombre que se identificó como sirio generó controversia en México después de afirmar en una entrevista callejera que “odia México”.
El video, producido por los creadores de contenido de The Most Drag Race, mostró al sujeto en una actitud despreocupada, incluso cuando lo advirtieron sobre la posibilidad de que sus declaraciones se hicieran virales.
La grabación se compartió rápidamente en varias plataformas, lo que llevó a que se revelara que trabajaba en el área de Relaciones Públicas del bar La Vieja Habana. En respuesta a la indignación pública, el establecimiento decidió despedirlo, aclarando que sus comentarios no reflejaban la postura de la empresa.
Tras el despido, usuarios en redes sociales afirmaron haber visto al hombre en el local sin su uniforme habitual. Este incidente ha generado un debate en torno a si las declaraciones de una persona deben tener repercusiones laborales o si se puede considerar parte de la libertad de expresión.
La controversia ha puesto de relieve las tensiones que pueden surgir en un entorno multicultural como el de la Ciudad de México, donde la diversidad de opiniones y culturas a veces entra en conflicto.
¿Es justificable que sus palabras resulten en la pérdida de su trabajo, o se debe proteger su derecho a expresarse?