La cumbia, más que un simple género musical en México, es un latido que conecta generaciones y geografías. Desde su llegada de Colombia en la década de los cincuenta, este ritmo ha evolucionado, fusionándose con sonidos tropicales, guitarras eléctricas y la picardía del sonidero urbano, convirtiéndose en un elemento fundamental de la identidad popular mexicana. En este vibrante contexto, surge Tlacuache Grooves, una banda originaria de Tlaxcala que está revolucionando el panorama cumbiero con su propuesta fresca y enérgica.
Un nuevo aire a la cumbia
Tlacuache Grooves se presenta como una fusión de cumbia, beats electrónicos y energía en vivo que transforma cualquier espacio en una pista de baile. Compuesta por cinco talentosos músicos tlaxcaltecas —Gerardo Iván Valera “Yayo” en el acordeón y voz, Dian Pérez en los bongós, Cuauhtémoc Tlacaelel en el teclado, Héctor Rendón en la batería y José Luis Hernández en la guitarra—, la banda busca romper moldes y ofrecer una experiencia auténtica y colectiva.
“Siempre he pensado que unir nombres de animales con términos musicales es buena idea. El tlacuache es uno de los animales más punks de la naturaleza, nocturno, rebelde y libre. Y groove es esa esencia rítmica que obliga a moverte aunque no quieras”, explica Yayo, dando un vistazo a la filosofía detrás del nombre de la banda.
La fiesta como cultura popular
La esencia de Tlacuache Grooves se manifiesta en su objetivo de crear un ambiente festivo y de diversión, pero no desde el exceso, sino desde el gozo compartido. “Queremos que todos la pasen bien, que canten y bailen como en las fiestas mexicanas donde se junta la familia, los amigos, hasta los vecinos”, comentan sus integrantes, quienes destacan que la fiesta, en el fondo, también es cultura popular.
Su propuesta es inclusiva, pensada para ser disfrutada por niños y adultos mayores, así como por quienes prefieren disfrutar de la música con una cerveza en mano. “Aquí buscamos divertir y contagiar la energía. Queremos que todos, de todas las edades, encuentren algo en nuestra cumbia”, añade Cuauhtémoc, el tecladista.
La interacción con el público es fundamental; los músicos bajan del escenario, invitan a formar la rueda de la cumbia y convierten cada presentación en un ritual colectivo. “Lo que hacemos es un pretexto para soltar nuestras influencias y para que la gente se sume con nosotros a la fiesta”, comparte Héctor.
La cumbia en México ha sabido transformarse a lo largo de los años, desde la tropical orquestal de los setenta hasta la cumbia sonidera de barrio y las fusiones modernas con rock y electrónica. Tlacuache Grooves se inserta en esta tradición, llevando la esencia popular a nuevas atmósferas sonoras, con bajos poderosos, riffs de guitarra crudos y sintetizadores que crean texturas psicodélicas.
Para la banda, la fiesta no es un escape vacío, sino un acto de resistencia y alegría compartida. En tiempos donde la rutina y el estrés parecen devorarlo todo, bailar se convierte en un acto de libertad. “Queremos que nuestra música sea una chispa que prenda la noche y recuerde que bailar también es sanar, soltar y resistir”, concluyen los tlacuaches.
Lo que Tlacuache Grooves ofrece no es solo un concierto, sino una experiencia donde la música rompe fronteras y la gente se encuentra. No vienen a dar un show; vienen a encender la pista y a recuperar el espíritu de la cumbia, recordándonos que, cuando el tlacuache sale de noche, la fiesta apenas comienza.
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