En un contexto de incertidumbre económica, México podría convertirse en un actor clave en la próxima ola de nearshoring prevista para 2026. A pesar de los desafíos actuales, como la reforma judicial y la política arancelaria de Estados Unidos, especialistas señalan que el país está bien posicionado para atraer nuevas inversiones.
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Grupo Base, sostiene que la prolongación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, e incluso con la Unión Europea, podría beneficiar a México. “Esto incrementa la probabilidad de que llegue nueva Inversión Extranjera Directa con una segunda ola del nearshoring”, afirmó Siller. Las empresas, según ella, verán oportunidades de invertir en México debido a la estrecha relación de las cadenas de suministro entre ambos países y la falta de mano de obra en Estados Unidos para absorber la manufactura.
Por su parte, Paulina Anciola, subdirectora de Estudios Económicos de Banamex, coincide en la importancia del panorama arancelario global. “Si México logra mantener una posición favorable, sería beneficioso para las exportaciones y podría potenciar el crecimiento en sectores como el automotor, electrónico y logístico”, indicó Anciola. Sin embargo, advirtió que esta perspectiva no está libre de riesgos.
Desafíos internos y oportunidades futuras
A pesar de las oportunidades, la falta de claridad en las reglas del juego y la insuficiencia en infraestructura pueden limitar la concreción del nearshoring. Las deficiencias en logística, agua y electricidad ya frenaron inversiones en 2024, subrayó Anciola. Por lo tanto, es crucial abordar estos problemas para capitalizar las oportunidades futuras.
El primer semestre del año dejó un balance delicado. Según Siller, “evitamos por un pelo caer en recesión”, destacando que la incertidumbre prevaleció tanto a nivel interno, con las elecciones del Poder Judicial, como externo, debido a los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump.
Con el avance de las negociaciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se espera que la incertidumbre externa disminuya. No obstante, las turbulencias domésticas podrían influir significativamente en las decisiones de inversión, especialmente en aquellas relacionadas con el nearshoring.
El camino hacia 2026 presenta desafíos y oportunidades. México tiene la posibilidad de fortalecer su posición en el comercio internacional, pero el éxito dependerá de su capacidad para superar las barreras internas y aprovechar las condiciones externas favorables.
