El Kremlin ha manifestado este martes su disposición a seguir negociando con Ucrania, pero ha subrayado que necesita “tiempo” para evaluar las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Este último otorgó un plazo de 50 días a Rusia para poner fin a su ofensiva en Ucrania, que comenzó en 2022, o enfrentarse a severas sanciones.
Trump, en un ultimátum emitido el lunes, amenazó con imponer “aranceles secundarios” del 100% a Rusia si no se alcanza un acuerdo de paz. Además, anunció el envío de material militar a Ucrania, financiado por los miembros europeos de la OTAN. En una respuesta a estas declaraciones, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, declaró a los periodistas que las palabras de Trump son “muy serias” y que es fundamental analizar la situación antes de emitir una respuesta oficial.
Peskov criticó también la decisión de Washington y sus aliados, sugiriendo que esta será interpretada por Kiev como un incentivo para continuar el conflicto en lugar de un llamado a la paz. A su vez, enfatizó que Rusia sigue esperando “propuestas de la parte ucraniana” para llevar a cabo una tercera ronda de negociaciones, tras dos ciclos anteriores que no lograron resultados fructíferos.
Desde su regreso a la Casa Blanca a principios de año, Trump ha intentado presionar tanto a Rusia como a Ucrania para que lleguen a un acuerdo. Durante su campaña, prometió que podría resolver el conflicto en un plazo de 24 horas. Sin embargo, en las últimas semanas, su tono ha cambiado al manifestar su creciente frustración con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El lunes, Trump expresó su descontento, afirmando estar “decepcionado” con Putin. “Pensaba que tendríamos un acuerdo hace dos meses, pero parece que no se concreta”, comentó durante una rueda de prensa junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. En el mismo encuentro, los dos líderes revelaron un acuerdo en el que la OTAN compraría armas a Estados Unidos, incluidas baterías antimisiles Patriot, que luego serían enviadas a Ucrania.
Trump aseguró que “se comprarán miles de millones de dólares en equipo militar a Estados Unidos, que se destinará a la OTAN” y que estos recursos serán distribuidos rápidamente en el campo de batalla. El presidente estadounidense subrayó que su país no hará ningún pago anticipado; “nosotros lo fabricaremos y ellos pagarán”, afirmó.
La situación en Ucrania ha provocado una crisis humanitaria de gran magnitud. Desde que Rusia lanzó su ofensiva, decenas de miles de personas han perdido la vida y millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares en las regiones del este y sur del país, devastadas por bombardeos y combates. Por su parte, Putin ha rechazado de manera reiterada los llamados a un alto el fuego, exigiendo que Ucrania desista de su intención de unirse a la OTAN y que ceda el control de cuatro regiones, además de Crimea, anexada en 2014. Estos términos han sido rechazados por Ucrania y sus aliados occidentales, quienes consideran que constituirían una capitulación inaceptable.
En medio de este tenso escenario, la respuesta de China ante las amenazas de Trump fue clara. A través de su portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, el país asiático afirmó que “la coerción o las presiones no pueden resolver los problemas”, destacando la necesidad de un enfoque más diplomático para abordar la crisis.
La comunidad internacional sigue con atención el desarrollo de estos acontecimientos, intentando anticipar el impacto que las decisiones de Trump, Rusia y Ucrania pueden tener en el futuro del conflicto y la estabilidad regional.
