Este sábado, durante la madrugada, se producirá el cambio al horario de invierno, lo que implica atrasar el reloj una hora. Muchos se preguntan si, además de permitir dormir un poco más, este ajuste realmente contribuye a reducir la factura de la luz. Aunque la intención es optimizar el uso de la luz natural, el ahorro logrado varía significativamente según los hábitos de consumo de cada hogar.
El principal objetivo de modificar la hora dos veces al año es, en teoría, disminuir el consumo eléctrico. Al adelantar la hora en marzo y atrasarla en octubre, se busca que la jornada laboral coincida con las horas de luz, lo que debería resultar en un menor gasto energético. Sin embargo, este argumento ha sido objeto de creciente controversia en años recientes. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expresó recientemente que este cambio estacional “apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de las personas”.
¿Cuál es el ahorro real en las facturas? Según un artículo de Fotocasa Life, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) estima que el cambio de hora podría generar un ahorro de hasta un 5% en los hogares españoles, una cifra que depende de una gestión eficiente del consumo. Para ilustrar esta posible reducción, el artículo se basa en datos de Red Eléctrica, que calculan un gasto promedio de electricidad de aproximadamente 3,500 kWh al año por hogar, con un costo de 0,25 euros por kWh. Esto se traduce en un gasto anual cercano a 875 euros.
Aplicando el ahorro máximo estimado por el IDAE, las facturas podrían reducirse en alrededor de 44 euros al año, siendo mayor si la vivienda cuenta con sistemas de autoconsumo como paneles solares.
¿Será este uno de los últimos cambios de hora? Según el Boletín Oficial del Estado (BOE), España continuará con este sistema hasta octubre de 2026, cuando se prevé el último cambio, que consistirá en atrasar nuevamente el reloj. No hay un calendario oficial más allá de esta fecha, ya que la decisión final dependerá de un consenso a nivel europeo.
En 2018, la Comisión Europea propuso eliminar el cambio de hora tras una consulta pública donde el 84% de los ciudadanos europeos se mostró a favor de suprimirlo. Desde entonces, países como España y Francia han explorado cómo llevar a cabo esta medida, pero aún no se ha alcanzado un acuerdo entre los Estados miembros, ya que fijar un horario base tiene implicaciones diferentes para las naciones del norte y del sur de Europa.
































































