Durante el primer semestre de 2025, Argentina registró un preocupante total de 102 crímenes de odio, lo que representa un 70% más que en el mismo periodo de 2024, donde se contabilizaron 60 casos. Este aumento alarmante incluye 17 muertes y 85 lesiones a personas de la comunidad LGBT+, según el informe semestral del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+.
El informe destaca que la mayoría de estos crímenes son motivados por la discriminación relacionada con la orientación sexual, identidad y expresión de género, evidenciando un incremento en los actos de homofobia, lesbofobia y transfobia. “La cifra es alarmante no solo por su magnitud, sino por su carácter histórico”, señala el Observatorio, enfatizando que en solo seis meses se alcanzó el 72% del total de crímenes registrados en todo 2024, que cerró con 140 casos.
Victimas y patrones de violencia
De los 102 crímenes de odio documentados, el 70.6% fueron perpetrados contra mujeres trans, lo que expone la brutalidad de la violencia que enfrentan. En segundo lugar, se encuentran los varones gay cis con 16.7% de los casos. Este panorama se complica aún más al considerar que el 58.8% de las muertes fueron resultado de violencia estructural, que refleja condiciones de precariedad que hacen inevitables estas tragedias.
El Observatorio, creado por la Defensoría LGBT en mayo de 2016, tiene como misión visibilizar la violencia que enfrenta la comunidad LGBT+ en Argentina. Este organismo busca generar plataformas de información que faciliten la formulación de políticas públicas eficaces para la prevención y erradicación de crímenes de odio.
El papel del Estado y el contexto social
El informe también subraya la alarmante implicación del Estado en estos crímenes, ya que en el 64.7% de los casos, las agresiones fueron perpetradas por agentes de fuerzas de seguridad o instituciones públicas. “Lejos de brindar protección, el Estado se configura como uno de los principales agentes reproductores de violencia hacia la diversidad sexual”, advierte el documento.
La violencia hacia la comunidad LGBT+ no solo es un fenómeno aislado; es un reflejo de un clima de hostilidad que se ha normalizado en la sociedad. El discurso estigmatizante, especialmente desde el poder político, contribuye a esta situación, haciendo que los crímenes de odio se disparen. “Cuando el discurso oficial demoniza a un grupo históricamente vulnerado, se habilita socialmente la violencia”, concluye el Observatorio.
En conclusión, el aumento de crímenes de odio en Argentina no solo es una cifra alarmante, sino un llamado a la acción para erradicar la violencia y discriminar contra la comunidad LGBT+. La lucha por los derechos humanos debe ser una prioridad, y es imperativo que tanto el Estado como la sociedad civil trabajen juntos para crear un ambiente más seguro e inclusivo para todos.
