Durante un evento con altos mandos de las Fuerzas Armadas, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo afirmó que la corrupción no tiene lugar en las instituciones mexicanas. Destacó que las Fuerzas Armadas comparten valores fundamentales que las obligan a actuar con rectitud, representando a México en cada acción.
Sheinbaum expresó: “Sin ello, nada perdura; lo contrario a la honestidad es la corrupción, la cual debe verse siempre como lo que es, la traición a todos los valores”. Este mensaje fue dirigido ante la Presidenta de la Cámara de Diputados y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La mandataria recordó los orígenes de la fuerza naval mexicana y la creación del orden republicano, trazando un paralelismo entre los principios morales del gobierno civil y los valores de las Fuerzas Armadas. “La lealtad significa fidelidad absoluta al pueblo y a la patria; el deber impulsa a cumplir la misión sin vacilación”, añadió.
Sheinbaum también advirtió que la corrupción “no solo destruye instituciones, sino que corroe el alma nacional”. Enfatizó la necesidad de sancionar estos actos y al mismo tiempo, promover la honestidad como un principio de vida. “¿De qué sirve el dinero mal habido si con él se pierde la reputación y el legado?”, cuestionó.
En un discurso que generó aplausos entre el personal naval, la Presidenta instó a los servidores públicos a vivir con rectitud, planteando que el mejor legado es el ejemplo de integridad. “No hay riqueza que valga más que el honor; no hay poder más grande que el de la lealtad”, afirmó.
Asimismo, recordó la creación del Ministerio de Guerra y Marina el 4 de octubre de 1821, y cómo tres años después se promulgó la primera Constitución federal, marcando la separación de poderes. Enfatizó que en 2024, el pueblo de México decidió que los tres poderes sean elegidos por voto popular.
Finalmente, Sheinbaum rememoró la batalla de San Juan de Ulúa, donde la Armada logró la rendición del último reducto español en territorio nacional, cerrando así el ciclo de la dominación colonial. “La soberanía no es herencia fácil ni dádiva pasajera; se conquista, se protege y se defiende día tras día”, concluyó.