La Presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha llegado a su Primer Informe de labores con un enfoque radicalmente diferente en el combate a la inseguridad. En menos de un año de gobierno, ha implementado una estrategia que ha resultado en un aumento significativo de las detenciones y una percepción más positiva de la seguridad pública. Según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), se han realizado 30,765 detenciones, así como la incautación de 239.7 toneladas de diversas drogas.
Un giro de 180 grados en la estrategia de seguridad
La mandataria ha dado un viraje total a la política de “abrazos, no balazos” de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, que se caracterizaba por un enfoque pasivo en la lucha contra el crimen. En contraste, su administración ha registrado un promedio de 93 criminales detenidos diariamente. Este cambio ha sido recibido con optimismo por la ciudadanía, quienes han notado una reducción del 25 por ciento en la comisión de delitos dolosos en estos 11 meses.
Entre los resultados más destacados, se encuentra una disminución del 20 por ciento en delitos de alto impacto, como homicidio, secuestro y tráfico de drogas. La estrategia de Sheinbaum también ha incluido la reducción del índice de violencia en Sinaloa, un estado clave en la lucha contra los cárteles de la droga, donde se han dado enfrentamientos significativos entre facciones rivales.
Colaboración internacional y retos persistentes
Un aspecto notable de la administración de Sheinbaum ha sido la cooperación con Estados Unidos, evidenciada por la extradición de 55 líderes del narcotráfico en menos de un año. Esto representa un cambio en la relación bilateral, donde se busca satisfacer las demandas de Washington en cuanto a la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, persisten desafíos, como las tensiones generadas por la administración de Donald Trump, quien ha presionado a México para que actúe con mayor contundencia contra los grupos criminales.
El politólogo de la UNAM, Sebastián Godínez, señala que este viraje es notable, especialmente en comparación con la política de López Obrador. “Es un cambio drástico que busca frenar el avance del crimen organizado, pero también plantea interrogantes sobre las conexiones entre la política y el crimen”, comentó.
La estrategia de seguridad actual busca no solo desmantelar cárteles, sino también romper las redes de complicidad que han existido entre algunos políticos y el crimen organizado. Para el periodista Jorge Fernández Menéndez, “hay una duda sobre si la administración anterior realmente buscaba combatir el crimen o simplemente lo empoderó”.
En conclusión, la administración de Sheinbaum ha mostrado resultados significativos en su Primer Informe, pero el camino hacia una verdadera seguridad en México aún enfrenta numerosos obstáculos y desafíos que requieren atención constante.