La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha tomado distancia de las recientes y controvertidas declaraciones del presidente colombiano Gustavo Petro. En un mensaje a través de la plataforma X, Petro insinuó que Sheinbaum tenía vínculos con el extinto movimiento guerrillero M-19, sugiriendo además que su gobierno debería participar en la búsqueda de dos músicos colombianos desaparecidos en México.
En su mensaje, Petro se refirió a Sheinbaum como “mi amiga y compañera de lucha desde el M-19”, lo cual no solo resultó imprudente, sino que provocó una rápida reacción de la presidenta mexicana, quien decidió no entrar en el debate sobre los vínculos del colombiano con el pasado guerrillero.
El presidente colombiano, con un tono crítico, acusó a las “mafias multinacionales” que operan en América Latina de ser responsables de la violencia que afecta a la juventud en México. Afirmó que la política antidrogas implementada por los Estados Unidos es la raíz de la tragedia que viven muchos jóvenes, incluyendo a los desaparecidos en cuestión.
Sin embargo, la mezcla de temas que hizo Petro, vinculando la desaparición de los músicos con su propia historia en el M-19 y la violenta realidad mexicana, ha generado un fuerte rechazo. Sheinbaum, en su respuesta, enfatizó que no tiene intención de debatir con Petro sobre su pasado guerrillero, resaltando la necesidad de mantener la diplomacia y no caer en provocaciones.
La relación entre México y Colombia ha sido históricamente compleja, y las palabras de Petro han servido para poner de manifiesto las tensiones que persisten entre ambos países, especialmente en lo que respecta a la violencia ligada al narcotráfico. La presidenta mexicana había mostrado anteriormente su apoyo hacia los gobiernos progresistas de la región, pero ahora se enfrenta a la necesidad de aclarar su posición frente a la retórica de Petro.
La presidenta de México se distancia así de un hombre que, a pesar de haber sido exguerrillero, parece haber perdido de vista el impacto de sus palabras en la diplomacia actual. En un contexto donde la violencia y la política se entrelazan, el papel de los líderes en la región se vuelve crucial para buscar soluciones efectivas y evitar que los conflictos del pasado influyan en el presente.
