En el reciente debate del Estado de la Región en las Cortes de Castilla-La Mancha, el presidente autonómico Emiliano García-Page presentó un panorama económico optimista, señalando que la región está en su mejor momento histórico en cuanto a crecimiento del PIB y generación de empleo. Sin embargo, esta percepción choca con la realidad de la Ley 1/2012, que aún está en vigor y que ha suspendido el reconocimiento de la carrera profesional para los trabajadores del Servicio de Salud.
El discurso de García-Page, que enfatizó la creación de 53 empleos diarios y un crecimiento del PIB del 3,7% para 2024, resuena como un canto de victoria en medio de una legislación que ha llevado a muchos profesionales a buscar oportunidades fuera de la región. En su exposición, García-Page afirmó que se ha invertido más en la última década que en los cuarenta años anteriores de autonomía, pero estas declaraciones parecen desmentir la situación actual de muchos ciudadanos.
La Ley 1/2012, que fue aprobada bajo la presidencia de María Dolores de Cospedal, ha tenido efectos devastadores en el ámbito laboral del sector salud. En su Disposición Derogatoria Cuarta, la ley no solo impone recortes, sino que suspende la carrera profesional, lo que contradice las afirmaciones de un crecimiento económico robusto. Esta incongruencia plantea una pregunta crucial: ¿quién está diciendo la verdad?
Los ciudadanos, muchos de los cuales han sido educados y capacitados, se ven obligados a abandonar la región en busca de mejores oportunidades. La ley argumenta la necesidad de suspender la carrera profesional debido a una crisis económica, mientras que el presidente asegura que la economía de Castilla-La Mancha es fuerte y creciente. Es evidente que las palabras de García-Page y la realidad reflejada en la ley están en desacuerdo.
Para muchos, la situación es insostenible. Los ciudadanos esperan que el presidente tome medidas concretas y abandone el doblepensar que parece haber adoptado. Es hora de que se derogue la suspensión de la carrera profesional, permitiendo a los trabajadores del Servicio de Salud ser reconocidos por su desarrollo profesional, tal como se merecen.
La comunidad no puede seguir siendo la única en España que no valora el crecimiento y desarrollo de sus profesionales. El momento de actuar es ahora, y las palabras deben traducirse en acciones reales que beneficien a todos los habitantes de Castilla-La Mancha.