El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha dado un golpe de realidad a las expectativas económicas del país al actualizar sus proyecciones del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2025, las cuales ahora se sitúan entre el 0.5 y el 1.5 por ciento, según lo publicado en el Paquete Económico 2026. Esta revisión es un recorte significativo frente a las estimaciones previas, que predecían un crecimiento de entre el 1.5 y el 2.3 por ciento para este año.
Revisiones y expectativas del crecimiento
En abril, la Secretaría de Hacienda había proyectado que la inflación cerraría en 3.5 por ciento para 2025 y en 3 por ciento para 2026. Sin embargo, el nuevo informe eleva las expectativas de inflación a 3.8 por ciento para finales de este año, manteniendo en 3 por ciento la proyección para el siguiente año. Esto refleja una realidad económica más compleja, donde el crecimiento del PIB es crucial no solo para la planificación gubernamental, sino también para mantener la confianza de los inversionistas.
Las encuestas recientes, incluidas las de Banamex y Citi México, estiman un crecimiento del PIB de 0.4 por ciento para 2025 y 1.4 por ciento para 2026, lo que contrasta con las proyecciones de la administración. Según Enrique Quintana, vicepresidente de El Financiero, esto indica que el crecimiento esperado es menor al que planteó la presidenta Sheinbaum, pero superior a lo que anticipan los empresarios.
Implicaciones del ajuste en el crecimiento
El ajuste en las proyecciones no solo tiene repercusiones en el ámbito macroeconómico, sino que también puede influir en la inversión y el empleo. Un crecimiento del 0.4 por ciento, como prevén algunos analistas, podría resultar en un estancamiento de las inversiones productivas y una creación de empleo muy limitada. En cambio, alcanzar un crecimiento superior al 1 por ciento podría abrir la puerta a mejores condiciones para el mercado interno y atraer más proyectos de inversión, especialmente en el contexto del Nearshoring.
Las proyecciones para 2026 también son cruciales, ya que un crecimiento de 1.1 por ciento limitaría las mejoras en la recaudación fiscal y el salario mínimo. Sin embargo, un crecimiento del 1.4 o más ofrecería un margen considerable para desarrollar infraestructura y generar más empleos formales, lo que es vital para la economía mexicana en un ambiente global incierto.
En conclusión, el panorama económico para México se presenta complicado, y la capacidad del Gobierno para transmitir confianza y certidumbre a los mercados será crucial en los meses venideros. Con el crecimiento del PIB en juego, no cabe duda de que la situación económica requiere atención y acción inmediata.
