La organización Human Rights Watch (HRW) alertó recientemente sobre las inquietantes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en relación con el uso de las fuerzas armadas en funciones de seguridad interna. La advertencia se produjo el 30 de septiembre durante un evento en Quantico, donde Trump se dirigió a un grupo de aproximadamente 800 altos mandos militares, afirmando que el país enfrenta una “invasión desde dentro”.
En su discurso, Trump argumentó que esta situación justificaría el despliegue de las Fuerzas Armadas en territorio nacional, incluso sugiriendo la posibilidad de convertir las “ciudades peligrosas” en “campos de entrenamiento”. “Estamos sufriendo una invasión desde dentro. Es lo mismo que una invasión extranjera, pero en muchos sentidos es más difícil porque no llevan uniforme”, manifestó el presidente.
HRW calificó estas amenazas como una “receta para el desastre”, subrayando que el despliegue de “fuerzas más letales y menos responsables” en las ciudades podría resultar en graves violaciones a los derechos humanos. La organización recordó que la Ley Posse Comitatus prohíbe específicamente el uso del Ejército y la Fuerza Aérea para funciones de seguridad interna sin la autorización del Congreso.
A pesar de esta prohibición, la administración de Trump ha intentado encontrar maneras cuestionables de justificar el despliegue militar en diversas ciudades, incluyendo Los Ángeles, Washington y Memphis, y ahora planea hacerlo en Portland. HRW enfatizó que el personal militar no está capacitado para llevar a cabo labores de seguridad ciudadana, lo que incrementa el riesgo de abusos, haciendo referencia al trágico incidente de la masacre de Kent State en 1970 como un ejemplo.
Además, las declaraciones del presidente se suman a una reciente orden de investigar a organizaciones de la sociedad civil y a la designación del grupo Antifa como una organización terrorista, en lo que la Casa Blanca describe como una ofensiva contra la “izquierda radical”.